De estar perdido en el laberinto, a reconocer los aprendizajes que hay en él. Tsitsipas venció esos momentos y ahora, bajo el clima tropical de las costas guerrerenses, admite que las dificultades mentales que experimentó hace un año lo hicieron conocerse mejor: “Eso me hizo darme cuenta de que extrañaba la conexión e intimidad con otras personas, tener una buena conversación o salir, y no estoy acostumbrado, pero sí me gusta estar rodeado de personas y todo esto me dio oportunidad de conocer esa parte de mí. Mentalmente no estaba bien, pero pude escapar a esos pensamientos con otras actividades”.
Ganó ese partido y volvió el enfoque. Aun con estos problemas mentales admitidos, jamás vio su nivel de juego mermado y los números lo respaldan. En 2020 se adjudicó el título de Marsella, su quinto trofeo, y en esta temporada, llegó a Acapulco con su mejor ranking (#5 mundial) y con dos semifinales alcanzadas en tres de los más recientes torneos que disputó. ¿Así que la expectativa en Acapulco es alta? Tsitsipas toma tiempo en responder, pero esos segundos invertidos suelen entregar reveses de una mano que no pueden responderse: “No tengo expectativas en realidad, solo quiero jugar bien y así traer felicidad, buen espectáculo para los aficionados que vienen a verme, ese es el factor más importante ahora. Que la gente esté feliz de que yo esté aquí. La meta es permanecer lo más posible, ojalá que pueda llegar el sábado (día de la final)”.
La calidez humana del mexicano lo sorprendió. Viene de una larga estancia invernal en sedes como Rotterdam y otros escenarios europeos, por lo que el calor acapulqueño, acompañado del buen trato, lo tienen contento, al grado de mostrarse en redes sociales como pocas veces. “No te rajes”, dice en un tweet, en donde practica su español.
“Muchas nubes, hay mucho calor y palmeras. La gente es muy hospitalaria y generosa. Mucho personal trabajando en el hotel y las instalaciones, tratando de hacer nuestra estancia cómoda y placentera”, dice Tsitsipas al ser cuestionado sobre lo que más le ha gustado de esta experiencia en Acapulco. “Los mexicanos tienen un gran sentido del humor, eso es algo que no esperaba”, remata.
El joven tenista comenzó su participación en el circuito profesional en el 2016, suma tres semifinales de Grand Slam (Abierto de Australia en 2019 y 2021, y Roland Garros en 2020). Todavía no se cuela a ninguna final, pero dejar su nombre grabado en la historia como ganador de uno de estos míticos torneos sí es prioridad, aunque la calma lo define, paciente aguarda sus oportunidades.