Suena a una historia de película, pero lo que pasó detrás de cámaras en el set del rodaje de Space Jam fue parte fundamental para que Michael Jordan regresara a la cima de la NBA. En agosto de 1995 —después del asesinato de su padre, que lo hizo retirarse del basquetbol y probar suerte como beisbolista con los White Sox de Chicago—, Jordan ya no era el macho alfa de la NBA. De hecho, estaba muy frustrado porque, previo a la filmación de Space Jam, regresó a Chicago Bulls pero fueron eliminados por Orlando Magic.
En vez de tomarse un descanso, decidió empezar a entrenar y readaptar su físico al basquetbol, pero el problema es que ya tenía el compromiso de protagonizar la película de Warner Bros. “Michael sabía que filmar Space Jam no era tan importante como su necesidad de volver a recuperar su nivel de juego”, dice el entrenador Phil Jackson en el octavo episodio de The Last Dance. “Tuve que reconstruir mi cuerpo, lo cual fue muy difícil”, explica Jordan.