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Así será el Museo del Óscar que abrirá en diciembre de 2020

Por fin, el cine tendrá un santuario dedicado a su historia e influencia. Viajamos a Los Ángeles para conocer sus instalaciones y los tesoros que habrá en su interior.
vie 14 febrero 2020 06:00 AM
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El Museo de la Academia está en la zona de Miracle Mile y fue diseñado por Renzo Piano, arquitecto ganador del premio Pritzker en 1998.

El domingo 9 de febrero, Tom Hanks subió al escenario del Teatro Dolby de Los Ángeles no para entregar o recibir un Óscar –cosa rara–, sino para anunciar que el Museo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas estadounidense por fin abrirá sus puertas el 14 de diciembre de 2020. Será un paraíso para los amantes del séptimo arte, con experiencias inmersivas, educativas y de entretenimiento, y un despliegue nunca antes visto de la colección de documentos, vestuario y props de películas más grande del mundo.

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Invitados por Rolex, uno de los benefactores fundadores del proyecto, visitamos las obras de este museo en cuya campaña de recaudación de capital estuvieron involucrados tres pesos pesados: Bob Iger, presidente y CEO de The Walt Disney Company; la actriz Annette Bening, y el propio Hanks. La meta es de 388 millones de dólares para la construcción –que comenzó en 2015–, las exposiciones y los programas. Hasta la fecha, han reunido el 95%, aportado por más de 1,300 personas de varios países.

El Museo de la Academia es un escenario de película. Diseñado por Renzo Piano, uno de los arquitectos más importantes de la actualidad, está en la zona de Miracle Mile, junto al Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA). Las galerías están en el renovado y expandido May Company Building de 1939, un edificio de seis pisos que era una tienda departamental y al que rebautizaron como Saban Building, debido a la generosa contribución de esa familia. Tiene 23,225 metros cuadrados y más de 4,650 serán para las exposiciones.

Nos acompañan Brendan Connell, director ejecutivo del museo; Doris Berger, directora de asuntos curatoriales, y Raul Guzman, curador asistente. En el amplio vestíbulo, Connell nos indica qué habrá en cada espacio: una tienda, una librería, un restaurante, la galería de la familia de Steven Spielberg, la galería Rolex...

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“En esta etapa, Renzo está muy concentrado en asegurarse de que estas áreas públicas se aprovechen de forma adecuada”, afirma Connell. “Hemos hecho un gran trabajo de reconstrucción; el edificio se ve muy fiel a lo que era”. Prueba de ello es que para reparar el cilindro gigante de la fachada, usaron hoja de oro de Orsini, el fabricante de Venecia que proveyó el material hace 80 años.

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Las galería se encuentran en el Saban Building, que tiene 23,225 metros cuadrados y más de 4,650 serán para las exposiciones.

Bajamos al Teatro Ted Mann con 288 asientos para proyecciones que irán de matinés a programas de cine internacional o presentaciones de filmes antiguos que la Academia ha restaurado. Al lado está el Shirley Temple Education Studio, parte de un donativo de más de cinco millones de dólares hecho por la familia de la niña actriz que ganó el Óscar en 1935. Aquí habrá talleres infantiles.

En el cuarto piso estarán las exposiciones temporales. El museo ya confirmó las dos para la apertura. Una será la primera retrospectiva en Estados Unidos de Hayao Miyazaki, el director japonés de joyas animadas como Mi vecino Totoro (1988), La princesa Mononoke (1997) y El viaje de Chihiro (2001), ganadora del Óscar en 2003.

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“Es una exposición muy emocionante, porque marca la pauta de lo que queremos lograr: exposiciones lúdicas e inmersivas, pero con materiales excepcionales”, asegura Raul Guzman. “Además, es una señal de que no somos un museo de Hollywood, sino que estamos interesados en el cine mundial”.

La otra muestra, Regeneration: Black Cinema 1900-1970, trata del peso de los directores afroamericanos en el desarrollo del cine estadounidense. “Habla sobre unos 600 cineastas, su entorno y su contexto cultural; son historias de inclusión y de exclusión”, dice Doris Berger. Para el museo, explica, es esencial crear exposiciones propias para establecer su marca. Después colaborarán con otras instituciones, como la Cinemateca Francesa, la Cineteca de México o el Istituto Luce-Cinecittà de Italia.

Para el futuro

Desde el mezanine, al que se llega por unas escaleras cubiertas con una alfombra roja –un guiño a uno de los fetiches más famosos del cine–, atravesamos un puente hacia el otro edificio del museo: una estructura esférica de 4,180 metros cuadrados que alberga el Teatro David Geffen, quien es el cofundador de los estudios Dreamworks.

Esta sala con 1,000 asientos servirá para funciones especiales, conferencias, estrenos y otros eventos. Aún hay otra sorpresa. En el techo de la esfera está la Terraza Familiar Dolby, cubierta con un impresionante domo de cristal. Hay una sección abierta con vistas al área de Hollywood Hills y al letrero de Hollywood.

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Esta nueva estructura esférica de 4,180 metros cuadrados alberga el Teatro David Geffen, una sala con 1,000 asientos para funciones especiales, conferencias, estrenos y otros eventos.

Berger dice que el diseño de Piano se inspiró en un zepelín, pues cerca de aquí había un campo de aterrizaje de esos dirigibles. También leí que el edificio, que parece flotar gracias a un sistema de pilotes, representa una burbuja de jabón. Parado debajo de sus varias toneladas de concreto y acero, pienso automáticamente en la Estrella de la muerte de La guerra de las galaxias y en la nave Discovery 1 de 2001: Una odisea del espacio. Algo maravilloso de esta creación es que cada visitante puede adaptarla a sus memorias cinematográficas más queridas.

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La Terraza Familiar Dolby en el techo del edificio esférico del Museo de la Academia, con vistas a Hollywood.

“La estética industrial de estos edificios busca expresar la naturaleza del cine como una fábrica”, asegura Berger. Las exposiciones del segundo y el tercer piso ahondarán en esa idea y mostrarán los procesos creativos y colaborativos detrás de la filmación de las películas. Lo harán a través del acervo que la Academia empezó a conformar en 1929 y que la convierten en el coleccionista global más prominente de la historia de la imagen en movimiento.

Desde el pasado

No es una exageración. Entre la Biblioteca Margaret Herrick y el Archivo Cinematográfico del Pickford Center for Motion Picture Study, la Academia cuenta con un tesoro cinematográfico inigualable

Según datos de la biblioteca, en su interior hay unos 12.5 millones de fotografías; 38,000 libros; 45,000 audios; 63,000 pósters; 85,000 guiones, y 133,000 piezas de producción de arte, entre otros objetos. Buena parte proviene de las más de 1,600 colecciones donadas por miembros de la Academia, que contienen archivos de producción, guiones, correspondencia, contratos, manuscritos y otros documentos de leyendas como Alfred Hitchcock, Cary Grant, Katharine Hepburn y John Huston, por mencionar unos cuantos.

“El Museo de la Academia podría rotar sus exposiciones cada mes con todo lo que hay aquí y nunca te cansarías”, dice Matt Stevenson, el director de la biblioteca.

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Una placa de 1887 realizada por Eadweard Muybridge para su serie "Animal Locomotion: an electro-photographic investigation of consecutive phases of animal movements".

Por su parte, el archivo tiene más de 190,000 películas y videos de todo el mundo y de todos los géneros. El material más antiguo son unas imágenes en movimiento capturadas con el quinetoscopio de Thomas Edison, que datan de 1896. La Academia empezó a recolectar filmes en 1929. Las empresas de la era del cine silente quebraban y les daban lo que tenían. Hoy en día, el acervo incluye las colecciones de cineastas como Alfred Hitchcock, Gus Van Sant, Tacita Dean, Fred Zinnemann, Cecil B. DeMille, Jim Jarmusch y Steven Soderbergh, entre otros.

En el mismo edificio, visitamos a las curadoras de objetos tridimensionales de la Academia, unos 5,000, entre artículos antiguos, de utilería, maquillaje, peinado y vestuario. Han reunido algunos para mostrarnos: una linterna mágica de mediados del siglo XIX; la máquina de escribir en la que Joseph Stefano redactó el guión de Psycho (1960); una cabeza del extraterrestre de Alien (1979), hecha por H.R. Giger, quien ganó el Óscar a mejores efectos visuales; el títere de un gremlin de la cinta de 1984; un animatrónico de la cabeza de Arnold Schwarzenegger para Terminator 2: Judgment Day (1991), y un vestido de Adrien, famoso diseñador de MGM, que Ingrid Bergman usó en Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1941).

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La cabeza del extraterrestre creada por H.R. Giger para 'Alien' (1979) también es parte de la colección de la Academia.

“Este es uno de los trabajos de conservación y restauración más difíciles, porque estos objetos tienen partes movibles y muchas veces no se hicieron para existir a largo plazo, sino para servir un propósito en un filme”, dice Mike Pogorzeiski, director del archivo. “Con la apertura del museo, ya tenemos ese conocimiento y por ello, la capacidad de la Academia para aceptar objetos más diversos se ha incrementado”.

El archivo tiene la colección de tráilers más grande del mundo y guarda más de 300,000 metros de películas caseras de personalidades como Douglas Fairbanks, John Huston, Steve McQueen y Esther Williams. En la actualidad, reciben muchas donaciones de compañías distribuidoras, de posproducción o de mezcla de sonido, así como de directores que se han digitalizado y no quieren pagar por almacenar sus películas. “Por eso ahora coleccionamos tanto, pero en la siguiente década podremos revisar lo que hemos acumulado y salvar todo lo que se pueda”, asegura Mike.

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