El año pasado se cumplieron 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci. Leonardo murió a sus 67 años cuando vivía en Francia y trabajaba para el rey Francisco I.
Su muerte en Amboise (Chateau Clos Luce) explica por qué la mayoría de sus pinturas terminaron en el Louvre. De 15 pinturas oficialmente atribuidas a Leonardo 5 están en el Louvre, lo que no deja de generar tensiones entre Italia, de donde es originario el artista y Francia que posee entre otras obras, La Monalisa, cuadro que atrae a 10 millones de visitantes al año.
Esta retrospectiva que nos presenta el Louvre nos hace cuestionarnos y replantear nuestra muy establecida suposición de que Leonardo era un artista y un genio
Le exhibición pone en evidencia que Leonardo era más que nada curioso, que no se conformaba con teorías y explicaciones y que tenía que observar y experimentar por él mismo, que volvía una y otra vez sobre la idea inicial para cambiar, corregir y editar, que sus intereses eran infinitamente diversos e iban mucho más allá del arte, que podía apasionarse hasta la obsesión con un proyecto al inicio, para después perder interés y nunca más volver a él para terminarlo.