El día que James Franco hizo sufrir a Spider-Man
Antes que Capitán América, Thor, Iron Man y Dr. Strange estuvo Spider-Man. Tras el éxito de X-Men en 2000, la primera cinta de Marvel en ser adaptada con éxito comercial, la salida de Spider-Man era una obviedad.
Sin embargo, 17 años después la emoción y nostalgia se convierten en decepción. Tobey Maguire interpretó a un Spider-Man tibio y soso; Kirsten Dunst como una muy básica e ingenua Mary Jane Watson y, salvo Dr. Octopus, existieron enemigos bastante olvidables. Uno de ellos: Green Goblin.
En la trilogía dirigida por Sam Raimi, James Franco interpreta a Harry Osborne, amigo de Peter Parker e hijo de Norman Osborne, identidad original de Green Goblin, manto que asume en la tercera película, en 2007.
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Osborn apareció por primera vez en 2002. En esta película también comparte créditos con Willem Dafoe, quien hace el papel de su padre, un científico y empresario, que ante la desesperación por obtener un contrato militar prueba en él una fórmula para crear un supersoldado. Sin embargo el experimento falla, lo que afecta su mente y lo convierte en el villano de la cinta.
En la secuela estrenada en 2004, Harry regresa pero, aún sin conocer la identidad secreta de su mejor amigo, Peter Parker, culpa a Spider-Man de la muerte de su padre. En la cinta, al final, Franco encuentra un cuarto secreto con el traje y equipo de Green Goblin. Esto, junto con sus alucinaciones, lo impulsa a tomar en venganza en la tercera parte de la saga dirigida por Raimi.
En Spider-Man 3, Franco –ya un actor reconocido y rentable–, toma la identidad del duende con el objetivo de matar a Peter Parker a lo largo de esta entrega, la peor de la serie de acuerdo a la crítica especializada (6.2/10 de acuerdo con el portal Rotten Tomatoes ).
Ni la presencia de tres villanos (Sandman, Venom y Green Goblin), ni la aparición del traje negro, el simbionte, pudieron dar soporte a la trama, ni la redención de Harry Osborn –quien al final se une a Spider-Man para rescatar a Mary Jane–, lograron sostener la trama.
Tres años después, con el anuncio de una cuarta entrega, Sam Raimi renunció y los estudios Sony cancelaron la saga a pesar de innegable éxito comercial.
Sin embargo siempre se recordará el trabajo de James Franco, actor nominado al Óscar y al Bafta, por su protagónico en 127 Hours, y ganador de un Globo de Oro en 2018 por The Disaster Artist.