Así vivimos el regreso de Interpol a México
La primera noche del regreso de Interpol a la CDMX se celebró el pasado 13 de agosto en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Los antecedentes de la banda en México eran altos: un show lleno de recuerdos en el Salón Mexica del WTC y otro en el Palacio de los Deportes en 2005; un Corona Capital en 2010, dos shows en 2017 en el Pepsi Center WTC, entre otros festivales en Guadalajara y Monterrey.
Con esa previa, los shows de este año prometían ser únicos después de la presentación a nivel mundial de Marauder, su más reciente material, en la capital mexicana semanas atrás. ¿El recinto? Uno de los más bellos y emblemáticos de la CDMX .
La intimidad insospechada del teatro y la cercanía con el grupo ofrecieron buena visión durante todo el recital. El sonido, impecable desde "Public Pervert", canción que convirtió las luces del escenario en rojas, perfectas para vislumbrar en contraluz las siluetas de Paul Banks y compañía. Mientras eso sucedía, afuera aún había gente intentando negociar con la reventa. Nadie quería perderse el show.
Tres canciones más adelante, después de recibir el anuncio de prohibición de fotografías (que algunos ignoraron por completo), sonó “C’mere”, un himno coreado por todos.
"The Rover" e "If You Really Love Nothing" fueron las "nuevas" de la noche, mismas que son parte del sexto álbum en estudio de los neoyorquinos, las cuales fueron bien recibidas por los fanáticos.
En la mitad del set, "Evil" nos hizo recordar cuando Antics se convirtió en una revolución musical y catapultó a la banda a las ligas mayores.
El carisma de Banks fue enorme. Hizo bromas con el título de sus canciones, siendo una de los mejores la hecha en "Number 10" antes de dejarse arropar por los fans y agradecerles en español, asegurando que en nuestro país se encuentra el público más fiel del mundo.
Una de las más esperadas fue "Slow Hands", canción que puso a bailar a más de uno antes de salir del escenario ovacionados.
Después de un breve encore, "Pionner of the Falls" y "Mammoth", del exquisito Our Love to Admire, fueron las últimas canciones encargadas de cerrar la noche .
Las luces, disparadas hacia una bola de cristal tipo disco, generaban halos de luz que alumbraban el escenario de manera delicada, creando una atmósfera para cerrar con "Obstacle 1”, un track memorable, preciso y atemporal para culminar la primera de dos fechas en un escenario que cumple un siglo de existencia y que los oriundos de Nueva York engalanaron de manera exquisita.
