Hay una cualidad casi líquida en la luz matutina que baña los viñedos de Napa Valley. La conjunción de un finísimo velo de niebla con los primeros rayos del sol confiere al ambiente una textura que bien podría compararse con un filtro de Instagram aplicado a la vida real y que resulta más evidente durante las horas posteriores al amanecer.
Al abrir la puerta corrediza que separa la habitación del Four Seasons Napa Valley de una terraza alineada con un angosto sendero flanqueado por vides y tras poner un pie en el exterior, uno comienza a asimilar la magia que encierra este paraíso productor de algunos de los mejores vinos de California y del mundo.
Elegidas como escenario para el lanzamiento de la QX80 2025 de Infiniti, estas latitudes enmarcaron una camioneta reimaginada con un exterior poderoso y un interior sofisticado para satisfacer a los amantes del diseño, la comodidad y la seguridad y que, si bien respeta el legado del modelo original presentado en 2004 con el nombre QX56, redefine los estándares de los SUV de lujo.
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Las primeras impresiones llegaron la noche del arribo. En un jardín del hotel se explicaron –después de una cena en el restaurante Auro, galardonado con una estrella Michelin– algunas de las características exteriores del vehículo, las fuentes de inspiración que nutrieron su diseño y, sobre todo, pudimos ser testigos de los sofisticados sistemas de iluminación que se desarrollaron para esta versión.
A la mañana siguiente tuvo lugar la experiencia de conducción que nos llevó a recorrer las sinuosas carreteras de Napa Valley y a visitar algunas de las bodegas que le han dado fama internacional.
La primera parada fue Cornerstone Sonoma y mientras recorríamos los más de 60 kilómetros de camino pusimos a prueba equipamientos como las pantallas interiores, los asientos que brindan masajes y distintas opciones de soporte, la transmisión automática de nueve velocidades y un sistema de aceleración que brinda potencia y máximo control durante el movimiento.
Un Infiniti Coffee Shop nos esperaba para recargarnos con dosis extra de cafeína y poner a prueba las cámaras inferiores –ideales para recorrer caminos retadores o poder librar obstáculos– y sus sistemas de cámaras laterales que facilitan la visión en puntos muertos, permitiendo una conducción más segura.
Tras tomar nuestras bebidas y algunos de esos calóricos postres que tan buen humor generan, retomamos el camino para llegar a Brand, otra de las paradas obligatorias para los apasionados de las pequeñas bodegas que producen vinos excepcionales.
En este segundo trayecto, a pesar de las curvas de una carretera más estrecha y empinada el desempeño de la QX80 fue ágil y suave, gracias al nuevo motor VR35DDTT –que brinda el mayor torque en la historia de la compañía japonesa– y a sus 450 cv. Una carrocería sólida y estable fusionada con estas especificaciones permite una experiencia de manejo responsiva y poderosa que solo mejora gracias a otro gran feature: el sistema de audio desarrollado por la marca estadounidense Klipsch que integra 24 bocinas ubicadas en distintos puntos para producir un sonido envolvente en cualquier lugar del interior.
Como buenos conductores responsables, el vino no llegó hasta que estuvimos de vuelta en el hotel. Entre blancos y tintos de Elusa nos despedimos de California con un atardecer memorable cuya luz se difuminaba gracias a ese mismo filtro natural de la mañana.
Con la partida del sol, el descenso de la temperatura invitaba a acercarse a las fogatas y a su alrededor uno intenta alargar el tiempo para volver a comenzar de cero.