Cadillac, la marca que nació de los restos Ford
El primer proyecto automotriz de Henry Ford fue un fracaso, un completo desastre. Detroit Automobile Company terminó en bancarrota debido a la mala administración del también inventor, quien seguía gastando el poco dinero de la compañía en mejorar permanentemente sus prototipos.
Los socios decidieron cortar el flujo económico y se vio obligado a fundar Henry Ford Company , armadora que repitió los mismos problemas, pues se dedicaba a perfeccionar su auto de carreras. Los inversionistas necesitaban un modelo que saliera al mercado, y no se veía cómo.
Los inversionistas William Murphy y Lemuel Bowen visitaron las instalaciones para vender lo poco que pudieran y se acompañaron del ingeniero Henry Leland, quien los convenció de continuar en la industria, pero utilizando los motores de un solo cilindro que construía en la Leland & Faulconer. Ford sintió la contratación de Leland como un insulto y abandonó su propia fábrica.
Era el 22 de agosto de 1902, había que rebautizar a la armadora y los tres involucrados decidieron honrar al padre fundador de Detroit: Antoine Laumet de La Mothe, sieur de Cadillac . El nombre Cadillac fue adornado con el escudo de armas de la familia y el primer modelo, casi idéntico al Model A de Ford, fue presentado en el Auto Show de Nueva York en enero de 1903.
Fue tan bien criticado que, en el propio Auto Show, recibieron dos mil pedidos. Un nuevo competidor de Ford había nacido de sus propios remanentes.
Desde el primer modelo y gracias a la mente de Leland, Cadillac se enfocó en utilizar piezas que pudieran servir para todos sus modelos, lo que ayudó a disminuir costos y tiempo y se pudieron enfocar en cuidar la calidad, otorgando mayor confort y lujo, características que 116 años después sigue siendo el sello de la armadora.