Por ejemplo, el correcto funcionamiento de las válvulas cardíacas, encargadas de mantener la sangre circulando en un solo sentido, es lo que permite que el corazón lata cada segundo. Sin embargo, si éstas se obstruyen, la sangre puede fluir en la dirección incorrecta, generando un problema serio que puede ser fatal, de no tratarse puntualmente.
Las causas de este problema son diversas e incluyen factores genéticos, infecciones bacterianas, enfermedades autoinmunes, malos hábitos alimenticios e incluso la edad avanzada.
Si bien al principio no se manifiestan síntomas, con el tiempo pueden aparecer diversas molestias, entre las que destacan fatiga, dificultad para respirar, inflamación, dolor en el pecho y disminución de la energía.
Por consiguiente, las revisiones periódicas son fundamentales, ya que un diagnóstico preciso y en las primeras etapas de la enfermedad marca una gran diferencia para los pacientes, brindándoles una mejor calidad de vida.