Un comité multidisclipinario de expertos trabajó de la mano de Comex para elegir las paletas cromáticas que marcarán tendencia durante 2024. El arquitecto Carlos Bedoya, uno de los socios fundadores del estudio de arquitectura PRODUCTORA, fue uno de los convocados a participar en este ejercicio que tuvo como resultado la elección de Ardiente –un rojo que simboliza la mexicanidad contemporánea– como el tono del año. Hablamos con Bedoya para descubrir más del impacto del color en su trabajo.
Carlos Beyoda: un amplio espectro
La perspectiva de un arquitecto sobre las tendencias de color este 2024.
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Life and Style (L&S): ¿Cómo impacta el color en tu quehacer profesional?
Carlos Beyoda (CB): Los colores tienen muchas capas de lectura. En primer lugar, están relacionados con la percepción y son capaces de generar emociones. También tienen una capa histórica que está vinculada con la memoria. En términos arquitectónicos y más pragmáticos, el color se ha vuelto un recurso muy importante que nos permite enfatizar cosas muy específicas y poner acentos que nos parecen fundamentales para generar contraste o balance y, por lo tanto, conciencia de lo que está sucediendo en el espacio.
L&S: ¿Qué expresan los colores en la cultura mexicana?
CB: En la cultura mexicana encontramos un uso muy arraigado del color que muchas veces está asociado con temas religiosos y con la naturaleza. En nuestro país, el color encierra muchos simbolismos y hay un vínculo muy fuerte con él en todos los sentidos. No se trata de una relación superficial, sino de un entendimiento verdaderamente profundo.
L&S: ¿Qué significó haber participado en la selección de las tendencias cromáticas 2024 de Comex?
CB: Siendo los participantes un conjunto multidisciplinario de profesionales, cada quien compartió una visión desde su área de especialidad. La discusión, en vez de centrarse en la visión de un arquitecto, un curador de arte o un interiorista, se amplió muchísimo. Todos aportamos algo y, como consecuencia, la perspectiva se volvió mucho más rica y diversa.
L&S: ¿En qué punto crees que se encuentra hoy la arquitectura mexicana en relación con el uso del color?
CB: Después de la Segunda Guerra Mundial, la arquitectura mexicana tuvo una época de oro que fue el modernismo, pero se volvió algo industrializado y por lo tanto, repetitivo, poco personalizado. El posmodernismo surgió como una negación de esta tendencia, con muchos colores, pero muy desarticulados, casi como una expresión de un manifiesto en contra más que un manifiesto por sí mismo.
Creo que hoy, la arquitectura mexicana está tratando de revalorizar el color, pero más como una identidad contemporánea que como una respuesta. Estamos regresando a la utilización de materiales naturales y al respeto a sus colores. O sea: si el muro es de piedra, es de piedra y si la piedra de la región es negra, es negra; si es gris, es gris; y si es café, es café.
En PRODUCTORA creemos en el uso de los recursos contemporáneos que nos ofrece la tecnología y usamos colores amarillos, verdes, azules o rojos. En mi opinión, el uso del color se está volviendo una herramienta de trabajo profunda, dejando de ser una mera decisión estética.
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