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Gabriela Carrillo: Hacer arquitectura desde la empatía

Un acceso total al estudio personal y a la oficina que Gabriela Carrillo comparte con su equipo es la manera de entender cómo concibe el trabajo una de las arquitectas más reconocidas de nuestro país.
vie 03 noviembre 2023 01:27 PM
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“Mi estudio es muy importante porque es un lugar de silencio absoluto. Mi vida está plagada de sonidos, pero aquí puedo abrir la ventana de par en par todos los días y alimentar mi relación con el exterior. Yo cuido el jardín, sé la historia de todas las plantas, sé de donde vienen y gracias a ellas llegan mariposas, colibrís y pájaros. Me encantan las cactáceas y sus flores porque son muy bellas; se abren, se cierran, son como sedas. Mi padre tiene mucho que ver con estos gustos míos porque es geólogo”.

“He logrado domesticar a la ciudad. Se ha vuelto fascinante porque pude cambiarla de dimensiones. Me cambié de casa y de oficina, con lo cual puedo moverme fácilmente caminando o en bicicleta. El principio de libertad es muy importante para mí. La ciudad se volvió, de nuevo, mi gran cómplice, ya no es mi enemiga, y tengo la responsabilidad de aliarme con ella, observarla, caminarla.

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He reformulado mi habitar y así es como uno se da cuenta de que eso es hacer arquitectura: modificar pequeñas cosas y acciones que hacen que tu contexto empiece a florecer y que un entorno hostil se vuelva maravilloso”.

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“Hay un espacio en el estudio para la computadora y los libros, y una mesa para dibujar. Siempre imprimo planos a escala y luego trabajo sobre ellos en capas. Además, tengo mis bitácoras –utilizo cuatro o cinco al año– y en ellas hago croquis, trazo plantas, llevo mi agenda de manera análoga y también tomo muchas notas. Estas últimas suelen ser ideas para charlas, mesas redondas y apuntes para mis clases”.

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“Soy ultrairrespetuosa con los libros. Todo el tiempo los subrayo y creo que hay algo muy hermoso en esa acción porque uno puede leer a otra persona a través de las ideas que le llaman la atención. Mi primer acto de rebeldía fue hacer notas en mis libros de la secundaria y la preparatoria, a escondidas de mi madre”.

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“Esta biblioteca está viva, pero es un desastre. Mi estudio mira al poniente, así que siempre está expuesto a la intemperie. Además, siempre tengo las puertas abiertas y, por más que limpien, todo está lleno de polvo. Ya asumí que mi biblioteca será como una ruina. Los libros están quemados por el sol y mezclados; puedes encontrar La significación del silencio de Villoro junto a una obra de Roberto Bolaño”.

“Paulo, mi hijo, tenía un lugar de trabajo aquí en el estudio durante la pandemia. Le encanta hacer proyectos y lo usa los fines de semana. Ahora está fascinado con Goku; aquí están sus dibujos y sus proyectos de escuela, como este mapa que dibujó para visualizar las ciudades en las que ha estado”.

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“Mi estudio y mi oficina son muy complementarios. Mi estudio es muy personal e íntimo, el espacio que me permite trabajar en solitario. En la oficina hacemos un trabajo colectivo, imprimimos, hacemos maquetas, croquis y pruebas de color. Los espacios son flexibles y pueden ser áreas de trabajo, pero también pueden ser salas de juntas”.

“La empatía es de los lugares más difíciles de construir porque somos seres muy individualistas. Para mí es muy importante la construcción de la empatía y eso aplica tanto para mi equipo de trabajo como para mis clientes”.

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“Cuando monté mi propio despacho, me hice muchas preguntas sobre cómo debería ser mi oficina. Fue un proceso muy liberador que me ha permitido reinventar un lugar, la forma en que quiero trabajar y cómo quiero integrar a mi equipo. He tenido fracasos y aciertos, pero eso me ha dado la libertad de dar forma a mi proyecto”.

“Hoy esta es mi oficina y sé que está estrictamente ligada a quien soy hoy y a las condiciones de vida que me rodean. Sin embargo, estoy convencida de que en 10 años será otra muy distinta”.

“Si tengo el privilegio de vivir de lo que amo, mi responsabilidad es comunicarlo. Por eso doy clases, charlas y animo a mis alumnos a trabajar con los problemas de la ciudad y del país. No hay desconexión entre tu vida, tu praxis, tu academia, tu investigación... Todo está concatenado”.

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