Hablar de salud mental y prevenir el suicidio destigmatiza el sufrimiento emocional, ofrece apoyo a quienes lo necesitan y salva vidas. Promover la conciencia y el acceso a la ayuda esencial son pasos cruciales hacia una sociedad más comprensiva y resiliente.
Hablando de salud mental y prevención del suicidio entre los jóvenes
Carlos Ordóñez Pérez, director nacional de Bienestar Estudiantil del Tecnológico de Monterrey, nos compartió para Life and Style de los retos que se enfrenta la población respecto a la salud mental en estos tiempos.
Según la Organización Mundial de la Salud (2014), los trastornos mentales representan alrededor de 16% de las enfermedades y lesiones de niños, niñas y adolescentes entre los 10 y los 19 años, y en la mayoría de los casos estas no son detectadas. Asimismo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2019) refiere que más del 20% de los adolescentes en el mundo sufre de algún trastorno mental.
Los adolescentes y adultos jóvenes están entre las poblaciones más vulnerables que se ven afectadas en temas de salud mental como el uso y abuso de sustancias, trastornos de la conducta alimentaria, depresión, suicidio, el malestar emocional, la procrastinación, la mala higiene de sueño, entre otras. (Riveros, 2018; Organización Mundial de la Salud [OMS], 2014).
Sabemos que alrededor de una cuarta parte, aproximadamente 155 millones de adolescentes y jóvenes en el mundo entre 15 y 19 años, son consumidoras de alcohol (Organización Mundial de la Salud, 2021) y conocemos que la depresión es una de las causas primordiales de discapacidad en adolescentes a nivel mundial. Por otro lado, se estima que en 2016 murieron alrededor de 62 mil adolescentes por causa de autolesiones, y se conoce que el suicidio es la segunda causa de muerte de jóvenes y adolescentes entre los 15 y 29 años (OMS, 2016). Lo anterior coloca al mundo ante un panorama complicado ya que actualmente, enfrentamos una preocupante realidad: las tasas de suicidio han alcanzado niveles alarmantes, y este fenómeno afecta a personas de todas las edades y trasfondos.
Para abordar este desafío, es necesario adoptar un enfoque holístico que no sólo se centre en la gestión de la crisis, sino también en la prevención a largo plazo. En este sentido, el bienestar integral y las herramientas de autocuidado emergen como piezas fundamentales en la lucha contra el suicidio.
Bienestar Integral como pilar preventivo
El bienestar integral implica el cuidado de todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo el físico, emocional, mental y social. Es importante comprender que el bienestar no se trata solo de la ausencia de enfermedad, sino de nutrir una vida plena y satisfactoria.
Para entender por completo la relevancia del bienestar integral es importante conocer las siete dimensiones que conlleva este concepto: espiritual, emocional, social, física, intelectual, ocupacional, financiera y emocional.
Por ello, al cultivar el bienestar en todas estas dimensiones podemos fortalecer nuestra capacidad para hacer frente a los desafíos y estrés cotidiano, reduciendo así la vulnerabilidad ante problemas de salud mental, como el suicidio.
Identificar señales de alerta como expresiones de desesperanza, cambios extremos de comportamiento y aislamiento se vuelve primordial para poder abonar en la prevención del suicidio.
Además de estar pendiente de cualquier señal de alerta, escuchar y observar, es importante recurrir a espacios donde existan especialistas que puedan atender de manera profesional casos que puedan derivar en suicidios.
El suicidio es un problema de salud pública mundial de naturaleza multifactorial, por ello, no es una única acción, sino una suma de actos diarios lo que nos puede ayudar a prevenirlo. En un mundo cada vez más acelerado y exigente, la prevención del suicidio exige más que nunca un enfoque integral. Cuidar nuestro bienestar en todas sus dimensiones no sólo mejora nuestra calidad de vida, sino que también nos dota de las herramientas necesarias para enfrentar cualquier desafío con resiliencia.
El bienestar integral es una inversión en nuestra salud mental y emocional que actúa como una medida preventiva contra el suicidio. A través de la educación, la conciencia y el fomento de la empatía, podemos construir redes de apoyo más fuertes y solidarias que promuevan la salud mental y el bienestar, creando así un futuro más esperanzador para todas las personas.