Aunque el consumo está presente, los estudios respecto a los efectos en el organismo se siguen haciendo. En este caso investigadores del Clínic de Barcelona y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), han determinado que el consumo de riesgo en la salud humana se produce con cinco o más porros a la semana.
Este estudio que se ha centrado en la población de la nación ibérica, ha revisado las implicaciones en las personas que sostienen un patrón de consumo de elevado y que puede representar un riesgo para la integridad de la persona.
Aunque en el estudio han determinado que existen grupos de población en las que cualquier consumo, independientemente de su frecuencia e intensidad, representa un riesgo significativo para la salud. Para el caso de los menores de 21 años, embarazadas y mujeres lactantes o personas que padecen enfermedades físicas (problemas cardíacos o respiratorios) o mentales son particularmente vulnerables con un consumo activo de cannabis.
En México, durante el período del aislamiento sanitario, el consumo de drogas duras en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años, aumentó un 15%; por otro lado, el consumo de marihuana se incrementó un 17% y el de alcohol, un 14%. Segregando por grupo etario se vuelve más alarmante, ya que los adolescentes de entre 15 y 17 años, han aumentado más el consumo de drogas duras que jóvenes adultos.
Los adolescentes y jóvenes de mayor estatus económico, no sólo consumen más marihuana y alcohol sino que también han incrementado más su consumo durante el periodo del aislamiento contra los de menor estrato social.
Según los estudios hechos en España definir un límite de cinco porros semanales en el caso de adultos puede ser un recurso para tener un registro de consumo. Sin embargo, los expertos aseguran que ninguna cantidad de cannabis es totalmente segura, haciendo énfasis en el caso de los menores de 21 años.