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El cielo no es el límite: Alas compartidas

En el marco del 8M, una de las voces femeninas más potentes de la actualidad, escribe sobre las experiencias y retos que marcaron su andar personal y profesional.
mar 07 marzo 2023 09:19 AM
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Las mujeres de mi familia siempre han sido fuertes. A veces, como hijos y nietos, llegamos a pensar en nuestras madres y abuelas como felices y satisfechas. En cambio, de lo que muchos de nosotros realmente no nos damos cuenta es que lo que estamos viendo como una persona satisfecha es en realidad una mujer que se conformó con una vida en el hogar porque no tenía otra opción.

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Cuando como mujer comencé a analizar esto, empecé a prestar atención a las palabras de mi propia madre y de las mujeres mayores de mi familia: “Tu bisabuela no quería casarse. Ella quería ser libre. ¡Incluso se cortó todo el pelo como protesta!”.

¿Cuántos sueños no pudieron expresar? ¿Cuántas de ellas rezaron por alas todos los días para poder volar y explorar el mundo? ¿Cuántas de ellas anhelaban ser vistas como individuos con pensamientos, opiniones e ideas propias?

A lo largo de la Historia, han vivido millones de mujeres y sus sueños secretos han muerto con ellas. Soy la primera mujer de mi familia que nació con alas para volar tal como ellas lo imaginaban al cerrar los ojos. Cuando fui seleccionada para este viaje, me di cuenta de que esta vida ya no me pertenece solo a mí. Cuando lucho por más, llevo conmigo en mi corazón, en mi mente y en mi alma todas las esperanzas de las mujeres a las que no se les permitió ver más allá de los límites de su propia casa.

Dos experiencias me han conmovido de manera fundamental desde mi vuelo espacial. La primera tuvo lugar en Morelos. Estaba reunida con gente que vino a escucharme dar una conferencia a universitarios cuando se me acercó una señora de edad avanzada. Me tomó de las manos sin decir una sola palabra y a través de sus lágrimas pude encontrar su mirada. “Podemos vivir nuestra propia vida”, le dije mientras ella asentía con la cabeza y sus lágrimas caían con más fuerza. Nos abrazamos y en ese momento sentí como si ella pudiera ver una versión de ella misma reflejada en mí.

La segunda fue en Tlaxcala. Después de una hermosa cena organizada por la universidad que visité, llegó el momento de regresar a mi hotel. En ese momento mi mamá me dijo: “¿Viste a la mujer mayor vestida como tú con el traje azul de astronauta?”. Me sorprendió escuchar esas palabras. Había visto a niños y adultos jóvenes disfrazados de astronautas a lo largo de mi carrera, pero NUNCA a una mujer mayor. Les pedí que por favor la encontraran. Tan pronto la vi, no pude contener mis lágrimas. No podía explicar lo que estaba sintiendo, pero sabía que necesitaba abrazarla. Gracias a ella me di cuenta de que debemos darle la bienvenida a las generaciones mayores al futuro de las mujeres.

A estas mujeres, me gustaría decirles algunas palabras. Las veo. Estoy luchando por ustedes. Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para tener sueños. Las amo. Sueñen y vuelen.

Acerca de la autora: Desde niña, Katya Echazarreta mostró un gran interés por las matemáticas, la física y el cosmos. Habiendo participado en cinco misiones de la NASA , hoy es la primera mujer nacida en México que ha viajado al espacio. Además, tiene con un Doctorado Honoris Causa por sus contribuciones humanitarias a la sociedad y la tecnología.

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