Los protocolos oficiales suelen ser muy rigurosos y cuando se tratan de monarquías estos se buscan cumplir a rajatabla, como en el caso del Reino de España, nombre oficial de la nación europea. En este sentido la corona sigue teniendo una relevancia en la sociedad del país.
Este miércoles durante una de las tradicionales citas del primer mes del año, Felipe y Letizia celebraron la recepción al Cuerpo Diplomático en el Palacio Real. Normalmente el acto suele transcurrir sin grandes sobresaltos y en el marco de una formalidad institucional, aunque en esta ocasión destacó un detalle ha llamado especialmente la atención.
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En el momento del turno del embajador de Irán en España, Hassan Ghashghavi, el diplomático ha saludado decidido al rey Felipe IV, pero no estrechó la mano de la reina Letizia. El embajador se ha llevado la mano al pecho con una breve reverencia y ha seguido caminando hacia la puerta.
Luego de esta incómoda situación, Letizia sostuvo la mirada sobre Ghashghavi y lo siguió con la mirada hasta que salió de la sala donde se llevó a cabo esa recepción.
Este pequeño detalle gana notoriedad por la controvertida situación que enfrenta Irán respecto a la libertad de las mujeres en la nación y la reacción de la reina de España ante el episodio que claramente no fue de su agrado.
"Es un tema de contacto físico entre hombres y mujeres en público. En Irán, las mujeres y los hombres no se tocan en público", explicó Marina Fernández, directora de Comunicación de la Escuela Internacional de Protocolo, a el portal digital El Español.
Aunque no es la primera vez que se detectan este tipo de desplantes en que se prioriza al rey con un grado de formalidad superior que a la reina.
Cuando ocurrieron las audiencias con los premiados de los Premios Princesa de Asturias en el Hotel Reconquista el pasado mes de octubre 2022, Letizia corrigió el proceder de algunos invitados, aunque el contexto y las razones fueron otras a las de hoy.
La mayor parte de personas saludaron por principio a Felipe VI y no a la princesa Leonor, que era la que presidía el acto como princesa de Asturias. Por esta razón la reina no dudó en indicar a los invitados que, por protocolo, tendrían que saludar primero a Leonor y luego al rey.