Esfuerzos internacionales
Con cada ola de calor, las autoridades emiten comunicados en las que realizan todo tipo de recomendaciones para sobrellevar las altas temperaturas y para reducir el peligro de incendio. Cuando las cosas se salen de control, también toman medidas extraordinarias. Algo similar a lo que actualmente vemos en Reino Unido que ha cubierto algunos de sus puentes más icónicos en papel aluminio y les ha dotado de sistemas enfriadores para evitar daños estructurales irreversibles. Pero lo que de verdad importa es, ¿qué hacen los gobiernos del mundo para frenar y revertir la crisis?
La medida más importante que se ha tomado hasta ahora son los Acuerdos de París, un tratado internacional jurídicamente vinculante sobre el cambio climático y que fue adoptado por 196 países en 2016. Su objetivo es limitar el calentamiento global muy por debajo de 2°C, preferiblemente a 1.5°C, en comparación con los niveles preindustriales. Para lograrlo, los países buscan un mundo climáticamente neutral a mediados de siglo en cuanto a emisión de gases de efecto invernadero se refiere. La alianza fue aplaudida en su momento, pero cada vez queda más claro que no es suficiente.
Sectores cada vez más amplios de la comunidad científica creen que apuntar a mediados del siglo es demasiado tiempo y que se requieren soluciones más urgentes para evitar que el daño sea irreversible. A esto se suman los huecos legales que permitieron la salida de los Estados Unidos en 2017 bajo las órdenes de Donald Trump o la violación de Israel en 2021 a los compromisos pactados. Por todo esto se teme que, lejos de un documento decisivo para garantizar el futuro, sea poco más que un papel engañoso que condene nuestro presente. En cualquier caso, la mejor forma de revertir el problema es con la sociedad.