Las angustias de un genio
Por un extraño guiño del destino, el propio Miguel Ángel, conocido por su carácter irascible, e insatisfecho con la segunda versión de la "Pietà" realizada en 1547, la atacó a martillazos algunos años más tarde, y las marcas todavía se ven hoy en día en el hombro de Jesús y la mano de María.
Cuando se embarcó en la segunda versión, que nunca terminaría, el artista, entonces de 72 años y aquejado por la depresión, sintió que se acercaba la muerte tras haber atravesado los avatares de la historia, en particular el saqueo de Roma en 1527.
La exposición de estas tres obras nos "permite hacer un balance del estilo de Miguel Ángel, de su evolución durante los cincuenta años que separan la primera Piedad de las otras dos y de la transformación drástica y sorprendente entre las dos últimas", explicó Timothy Verdon.
La tercera "Pietà", llamada Rondanini, es sin duda la más sorprendente para un público menos informado: deslumbrante en su modernidad, la escultura, de unos dos metros de altura, iniciada hacia 1552, fue encontrada en la residencia romana del artista después de su muerte.
Su carácter inacabado le da a la obra un toque frágil, de imperfecto, comunicando las angustias humanas de alguien que está a un paso de la muerte, que temía el juicio divino y había hecho voto de pobreza.
Bajo el lema "No se piensa a cuanta sangre cuesta", del Paraíso de Dante Alighieri, que Miguel Ángel escribió poco antes de su muerte sobre un dibujo de la Piedad, se inaugura el jueves la exposición, abierta hasta el 1 de agosto y organizada en ocasión del evento "Mediterráneo frontera de paz 2022", que reunirá a obispos y alcaldes del Mediterráneo en Florencia y al que participará el próximo domingo el papa Francisco.