Instaladas una frente a la otra, en una elegante sala teñida de gris, esas variaciones o calcos sobre un mismo tema (María abrazando al hijo fallecido), fueron realizadas en distintas etapas de la vida del artista, quien murió a los 88 años (1475-1564).
Para el director del museo florentino Timothy Verdon, se trata de una oportunidad única para captar la evolución intelectual y espiritual de un artista tan importante "que estuvo al servicio de los papas durante la mayor parte de su carrera", comentó.
La Piedad vaticana, realizada entre 1498 y 1499, cuando tenía menos de 25 años, asombró a sus contemporáneos, deslumbrados por la humilde belleza de esa Virgen que llora, cuyo cuerpo está envuelto en un hábil juego de lienzos.
Miguel Ángel, criticado entonces por retratar a una María tan joven, se justificó explicando que la virginidad y la pureza mantenían a las mujeres jóvenes y hermosas.
Sobre sus rodillas reposa su hijo, fallecido a los 33 años, cuyo rostro sereno anuncia ya la Resurrección.
Este símbolo universal de la belleza y el amor recibió quince martillazos el 21 de mayo de 1972 por parte de un desequilibrado, que le quebró la nariz y parte de un brazo de la Virgen. Desde entonces, la obra restaurada está protegida detrás de un vidrio blindado.