"Hay pocas pruebas de que exista un interés económico en seguir practicando esta actividad", continuó la responsable.
Las cuotas islandesas, establecidas por última vez en 2019, autorizan cada año a que se cacen 209 ejemplares de rorcual común, el segundo mayor mamífero después de la ballena azul, y 217 de ballena minke o rorcual pequeño, uno de los cetáceos menores. Estas cifras están en vigor hasta 2023.
Pero desde hace tres años, las dos firmas que poseen las licencias en Islandia están paradas. Una de ellas anunció hace dos años que cesaba totalmente su actividad.
En las tres últimas temporadas estivales solo se ha cazado un rorcual pequeño en 2021.
La razón es la competencia dura de Japón, principal mercado de la carne de ballena, donde la caza comercial se reanudó desde 2019, una vez que Tokio se retiró de la Comisión Ballenera Internacional (CBI)
En 2018, se cazaron en Islandia 146 rorcuales comunes y seis ballenas minke.
En 1986 la caza de ballenas fue prohibida por la (CBI), pero Islandia, que se opuso a esta moratoria, la retomó en 2003. Sin embargo, la ballena azul está protegida en Islandia.