A medida que la pandemia se ha desarrollado, distintas encuestas han indicado un aumento significativo de consumo de alcohol en la población mundial adulta, como una forma de lidiar con el estrés y disrupciones provocados como consecuencia de lo que está sucediendo. Algunas personas incluso están bebiendo en el “área gris”, un término que se usa para designar un nivel de consumo de alcohol que oscila entre lo sano y entre un desorden de consumo. Esto aún no es un diagnóstico médico oficial, pero en los últimos meses se ha convertido en un interés especial de la comunidad médica.
Beber en el área gris: no necesitas ser alcohólico para tener problemas etílicos
¿Cómo sé si estoy bebiendo en el área gris?
Cuando algo está en el límite de lo saludable, parecería complicado determinar si es un problema o no. Sin embargo, la respuesta es mucho más simple de lo que parece: si tu consumo de alcohol ya está teniendo consecuencias en tu trabajo, tu vida social o tu salud (o la de los demás), ya hay un motivo de preocupación. Algunos signos de alerta pueden ser:
- Aunque “estabas bien”, te despiertas sin recordar bien qué pasó la noche anterior.
- Puedes pasar días sin tomar, pero una vez que sales no puedes parar.
- En la fiesta dices cosas de las que te arrepientes, como secretos que te han contado o comentarios ofensivos.
- A simple vista, no parecería que tienes un problema de alcohol. No sueles hacer el ridículo en tus borracheras, sueles verte como una persona más que se la está pasando bien. Por eso mismo, intentas convencerte de que no estás tan mal.
- Secretamente te preocupa tu consumo de alcohol.
¿Cuál es el peligro de beber en el área gris?
Primero hay que entender una cosa: beber en el área gris no necesariamente te convierte en un alcohólico. De hecho, antes de que este fenómeno se popularizara, hace diez años, se hizo un estudio entre bebedores excesivos, y sólo una tercera parte de ellos se diagnosticó como dependiente del alcohol.
Puedes no ser alcohólico por definición, pero corres mayor riesgo de convertirte en eso, si no te vuelves consciente de cómo se están desarrollando tus hábitos de consumo.
Cómo salir de esto
Pregúntate qué es lo que quieres
Y esto va mucho más allá de dejar el alcohol. Se trata más de pensar en qué te hizo caer en esto en primer lugar. ¿El home office te está volviendo loco? ¿Te sientes solo? ¿Un ser querido está enfermo o falleció y te está costando trabajo lidiar con ello? ¿Te angustia tu situación financiera? ¿Necesitas más tiempo a solas? El alcohol no te va a dar nada de eso, así que vale la pena que te pongas a pensar en lo que tu mente, cuerpo y psique realmente te están pidiendo.
Busca apoyo
Cada vez es más común encontrar grupos de apoyo enfocados específicamente en el área gris. El hashtag #grayareadrinking te ayudará a conectar con personas que pasaron por lo mismo que tú. Otra opción es llevar esto a terapia para obtener ayuda más personalizada.
Incorpora otras actividades
Dejar el alcohol, sin importar si lo tuyo es área gris o un alcoholismo “clásico”, es un acto que requiere de mucho valor, y por lo tanto, mereces consentirte y sentirte bien. Piensa en las cosas que podrías agregar a tu vida: ¿qué tal tomar esa clase de yoga para la que siempre estás muy crudo? ¿releer tu novela favorita de la adolescencia en vez de ir de fiesta? ¿reconectar con amistades? Las opciones son prácticamente infinitas.
Recuerda que no estás solo
La pandemia nos ha pegado a todos, incluso a casi dos años de su aparición, y es mucha la gente que ha caído en hábitos nocivos. Al igual que tú, hay mucha gente preocupada por esto y que quiere mejorar su vida, pero también hay mucha que cree que la está pasando de maravilla. Recuerda que no tienes por qué defender, justificar ni explicar a nadie tu decisión de moderar tu consumo de alcohol.
Explora nuevas tendencias
Existe un término llamado sober curious, que no promueve la abstinencia, sino considerar tus razones para beber y explorar cómo mejora tu vida cuando tomas menos. Un concepto similar es el mindful drinking, o bebida consciente, que plantea observar y tomar consciencia de cuándo, por qué y cuánto bebemos. Para ello, cada vez que decidas ir a un bar o pedir un trago más, debes preguntarte por qué lo estás haciendo.