Cambia la historia que te cuentas a ti mismo
Si te identificas como un sobrepensador y piensas en ti como tal, tu cerebro va a empezar a sobrepensar porque piensa que es lo que tiene que hacer. No te identifiques como una persona que sobrepiensa y decide identificarte como alguien que toma decisiones. Verás que con el tiempo te lavas el cerebro –para bien– tú solito.
Suelta el pasado
¿Cuántas veces te has puesto a pensar en la respuesta más empoderada que hubieras podido dar en una discusión… que pasó hace cinco años?¿O cuántas veces has pensado en que una relación no va a prosperar porque tu crush se parece a ese ex que te abandonó, y obvio son iguales? Sobrepensar se relaciona mucho con vivir en el pasado. Y aunque éste no puede cambiar, podemos aprender las lecciones y hacer que nos funcionen para siempre. Acepta el pasado por lo que fue y libérate de esa carga.
Detecta tus pensamientos nocivos
En un acto de mindfulness, proponte detectar cada vez que estés sobrepensando. Ponle nombre a la acción y decreta que no vas a ceder. Concéntrate en el momento. O bien, escribe sobre lo que sientes. Según estudios, escribir ayuda al pensamiento metacognitivo, es decir, a estar consciente de tus propios pensamientos. Así, podrás entender por qué te sientes como te sientes y podrás tomar medidas.
Concéntrate en lo que sí puedes controlar
No vale la pena estresarse por algo sobre lo que no se tiene poder. Cada vez que te sorprendas sobrepensando, pregúntate: ¿puedes hacer algo al respecto de esta situación? Por ejemplo, en vez de agobiarte por no tener dinero para pagar la renta, piensa en qué gastos puedes recortar o qué ingresos puedes generar.
Identifica tus miedos
A veces sobrepensamos como consecuencia de nuestros miedos irracionales. Miedo a equivocarnos, a lo que piensen los demás, a no ser lo suficientemente buenos, y prácticamente nos metemos en un drama muy absurdo porque sufrimos más en nuestra mente que en la realidad. Si tienes miedo, simplemente da un paso adelante en tus intenciones y ve qué pasa. Verás que no es tan grave. Además, mientras más te entrenes a actuar, menos sobrepensarás.
Aborda los problemas
Para dejar de sobepensar, es momento de cambiar tu forma de pensar. En vez de tirarte a sufrir, desahógate (recurre al punto anterior de escribir lo que te agobia), pero así como soltaste tu drama, piensa en soluciones. Escribe los pasos que podrías tomar. También sirve hacerse el hábito de que cada vez que hables sobre tus problemas con alguien digas posibles soluciones.
Desconéctate
Se ha demostrado a través de varios estudios que el cerebro se calma y se agiliza después de pasar tiempo silencioso en la naturaleza, o bien, caminando en ella. Incluso una caminata de cinco minutos en el parque puede tener este efecto. Entonces, cuando te sientas abrumado, salir a tu área verde más cercana puede ser tu mayor terapia.
De manera similar, hacer ejercicio y desconcectarnos de la tecnología ayuda. El punto es buscar silencio.