Así, decirle a la gente que su complexión, su nariz extraña, su estatura mínima o cualquier cosa que no sea estereotípicamente perfecta en ella, "es hermosa", se convierte en poco más que un premio de consolación. El punto al que tendríamos que llegar, es uno en el que podamos decir "sí, tengo los dientes chuecos, pero ¿y qué?". Un punto en el que la belleza, sea cual sea su estándar, no sea un tema importante. Esto se debe atacar por medio de dos vertientes: lo que nos decimos a nosotros mismos y lo que decimos al mundo.
Cambiar el discurso interno
Rees sugiere ser muy conscientes de nuestro diálogo interno y hacer cambios en ese discurso:
Concentrarnos en lo interior
En vez de lidiar con los detalles físicos de la forma en que nos percibimos a nosotros mismos, hay que concentrarnos en cómo nos hacen sentir y cómo afectan nuestras vidas, así como de dónde vienen esas inseguridades. Por ejemplo, en vez de decir: "Odio mi barba incompleta", cambiarlo por;: "Me siento inseguro porque no me crece bien la barba y en el cine siempre hay hombres con barbas perfectas". Requiere de cierta vulnerabilidad, pero realmente nos hace entender lo tontas que pueden ser nuestras exigencias hacia nuestros cuerpos.
No tengas una batalla de inseguridades
Por alguna razón retorcida, hemos hecho ya un protocolo de hablar mal de nosotros mismos cuando alguien dice algo que no le gusta de sí mismo, en una falsa creencia de que ponernos al parejo va a hacer que la otra persona se sienta mejor. Si alguien se queja de su panza, por ejemplo, no le digas algo tipo: "esa pancita no es nada, ni se nota. En cambio ve mis entradas". Mejor di: "Tu panza es completamente normal, pero en un mundo con los estándares que tenemos, entiendo por qué te sientes así".
No des por hecho tus inseguridades
No presentes lo que no te gusta de ti como si fuera un hecho definitivo e inamovible. Cambia tu "soy horrible" por "me siento horrible".
Sé objetivo
Acostúmbrate a usar una perspectiva objetiva cuando hables de tus inseguridades. En vez de decir "parezco perro de taquería", di "soy flaco".
No te limites
Nunca digas que no puedes usar algo o hacer algo por la forma de tu cuerpo. Cambia tu: "no puedo usar pantalones entubados porque mis piernas son muy gordas", por: "me siento muy consciente de mis piernas, así que uso pantalones holgados".