Por su parte, la realidad aumentada consiste un mundo real magnificado con apoyo de la tecnología, lo que permite ver “el entorno de la vida real frente a nosotros: árboles balanceándose en el parque, perros persiguiendo pelotas, niños jugando al fútbol, con un aumento digital superpuesto ”. Tal sería el caso de los filtros usados por Snapchat que incorporan elementos digitales a los rostros en tiempo real o el popular Pokemon Go, que consistía en dar caza a estas criaturas en escenarios tan ordinarios como la calle, la casa o incluso la habitación de los usuarios.
Finalmente, la realidad mixta, que fusiona las dos anteriores para “llevar el mundo real al mundo virtual. La idea es generar un modelo 3D de la realidad y sobre él superponer información virtual. De esta forma, se podrán combinar ambas realidades para agregar contenido adicional de valor para el usuario”. Es la forma más novedosa de realidad extendida y por ende la menos explorada por el grueso de la sociedad, siendo Windows Mixed Reality el gran pionero con un escritorio virtual con el aspecto de una casa cuyas paredes y habitaciones son empleadas para la visualización de las distintas aplicaciones.
Un futuro extendido
Tanto realidad virtual como realidad aumentada se han popularizado a partir del entretenimiento, lo que no implica que sus funciones se limiten a este campo. De hecho, ambas tienen muchas otras aplicaciones en la actualidad, además de grandes posibilidades a futuro, muchas de las cuales impactarán de lleno en nuestra vida cotidiana.
La primera será un gran apoyo para el entrenamiento en distintas áreas de especialidad. Así lo demuestran las tendencias más actuales de Walmart aprovechando la tecnología para entrenar a sus empleados en situaciones de alto estrés como sería el Black Friday, a la NASA que la utiliza para una mejor preparación de sus astronautas o escuelas de medicina y aeronáutica que la aprovechan para la simulación de cirugías y vuelos. Todos estos usos permiten inmersiones casi absolutas e inserción de todo tipo de obstáculos sin arriesgar la integridad de los involucrados.
A esto se suman las modificaciones que representará en la interacción social, con cada vez más instituciones educativas y empresas aprovechando sus propiedades para estudiar o laborar desde casa sin sacrificar la convivencia más directa con otras personas. Una práctica que, dicho sea de paso, podría magnificarse tras la pandemia. Esto recordando que herramientas como Spatial, descrita como una versión VR de Zoom, ha aumentado su utilización en un 1,000% desde marzo 2020 [vía: https://medium.com/digital-diplomacy/is-virtual-reality-the-future-of-video-conferencing-5700269c9a4a]. Mención aparte para las redes sociales como VR Chat o Rec Room que se apoyan en entornos virtuales para la socialización. Una tendencia que podría dispararse con Facebook y el desarrollo de su plataforma Horizon [https://www.oculus.com/facebook-horizon/?locale=en_GB] cuya modalidad beta ya está disponible para usuarios con invitación. El mayor obstáculo de esta tecnología radica en que requiere de un equipo especializado que no es accesible para todos.
La realidad aumentada es más asequible por ahora, pues en muchos casos sólo implica la instalación de aplicaciones en los teléfonos celulares. Tal es el caso de IKEA Place para visualizar sus muebles en tu hogar, no sólo con fines estéticos, sino también espaciales. Distintos sistemas de navegación la aprovechan para mostrar sus rutas en las calles y así facilitar los viajes de sus usuarios. Museos como el Sorolla de Madrid o el sitio arqueológico de Pompeya han aprovechado la tecnología para enriquecer sus respectivas exposiciones, mientras que el Trick Eye en la Ciudad de México es el primer museo en el mundo que la aplica sobre arte 3D para mayor diversión de sus visitantes. No menos ambiciosa es la app Museum Alive que permite encuentros digitales con toda clase de animales prehistóricos acompañados por la información más importante de la especie vista en pantalla.