Te conectas sólo para informarte sobre los precios, ya sea de un vuelo, una habitación o algún espectáculo en particular. Tus planes se tambalean cuando la página arroja un inesperado mensaje en color rojo: “hay tres personas más mirando esta oferta” o “sólo quedan cinco disponibles”. La posibilidad de que la advertencia sea real no suena nada descabellada en una red que cuenta con más de 4,600 millones de usuarios en todo el mundo, por lo que haces clic en el botón de comprar sin siquiera pensar si es la oferta que necesitabas. Es así como funcionan los dark patterns o patrones oscuros.
Tal vez no sea el término más popular entre los cibernautas, lo que no evita que sea una de las prácticas que más les afecta mientras deambulan por internet. Esto al tratarse de una serie de estrategias usadas en páginas y aplicaciones para engañar a los usuarios con toda clase de trucos para que hagan algo que no desean. Tal es el caso de las ‘X’ de cierre cuyo tamaño o movilidad hacen imposible quitar un banner a la primera, aquellos botones de búsqueda acompañados por casillas de aceptación de condiciones o de los anuncios de celulares que incluyen un cabello o una mancha en sus diseños para forzar un clic.