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Y la vida sexual, ¿dónde queda durante la cuarentena?

El sexo podría parecer un remedio al encierro, el estrés y la incertidumbre por el Covid-19. ¿Es así? Un sexólogo nos dice cuál es la realidad.
mié 01 abril 2020 02:24 PM
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Los restos del sexo durante la cuarentena

No cabe duda de que el aislamiento social al que nos enfrentamos podría hacernos necesitar un ansiolítico y el sexo es uno por demás poderoso. Los efectos positivos de un encuentro sexual satisfactorio se derivan de la liberación de sustancias como dopamina, oxitocina y serotonina y, como nos explica el médico y sexólogo clínico David Moncada desde el otro lado de la línea, “una relación sexual satisfactoria podría equipararse con una droga, y no lo digo en el sentido negativo”.

Moncada –quien es fundador del proyecto Diádicas Sexología – piensa que la cuarentena es un buen momento para actualizarse sexualmente como pareja, reconocer necesidades, mejorar la comunicación y diversificar las prácticas. “Si yo reconozco que me gustan ciertas prácticas y encuentro con quien compartirlas sin que me genere culpa, eso significa que mi cognición sexual hacia esa práctica va a ser positiva y, por lo tanto, satisfactoria”, sostiene.

Y es que el sexo sin duda puede ser visto como un refugio seguro en la cuarentena. Según una guía para el sexo publicada la semana pasada por el organismo de salud de la Ciudad de Nueva York –misma que no tardó demasiado en volverse viral–, el Covid-19 no se contagia a través de los fluidos vaginales o del semen, aunque sí se recomienda el uso de condón, no practicar sexo casual, evitar prácticas como el anilingus y recurrir a la masturbación como medida de seguridad.

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Basta echar un vistazo a las publicaciones en redes sociales o a los titulares en distintos medios –”Las apps sexuales, refugio inesperado frente al coronavirus”, “Juguetes sexuales, antibióticos para el encierro” o “Sexo y cuarentena, mil y una formas de vivirlo”, entre otros– para darse cuenta de cómo el deseo sexual parece haber aumentado entre la población durante el tiempo que llevamos practicando el distanciamiento social y la cuarentena voluntaria.

Una prueba más contundente es que se ha reportado un aumento en la venta de juguetes sexuales en distintas regiones y que plataformas de streaming de pornografía, como Pornhub, brindan acceso gratuito a sus contenidos premium en algunos de los países más afectados por la pandemia. Memes, tweets, historias de Instagram y publicaciones en Facebook parecen llevar el denominador común de la fiesta hormonal a la que muchas personas se ven sometidas desde que comenzaron las medidas preventivas contra la propagación del Covid-19.

Con su conocimiento de experto y total franqueza, Moncada respondió vía telefónica nuestras preguntas sobre los retos de tener una vida sexual activa en una situación tan inusual como esta a la que la mayoría de la población nos estamos enfrentando.

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LS: Algunos estudios sugieren que cuando la gente se ve obligada a enfrentarse su propia mortalidad, puede experimentar un mayor interés en el sexo casual. ¿Qué opinas de esto?

David Moncada: Yo sería muy cuidadoso al asegurar que el miedo a la muerte sea el motor principal para seguir teniendo sexo. La experiencia para cada persona es distinta. En mi caso, yo no tengo miedo a contagiarme de Covid-19; yo tengo miedo de quedarme sin empleo, y es probable que los miedos de las personas vayan en lo paralelo al proceso de infección. Desde luego, también hay temor a la muerte, a la enfermedad, a la pérdida de seres queridos. Personalmente, creo que esta sensación inminente de muerte nos hace querer la proximidad física y esa proximidad física se puede dar a través del sexo, pero no exclusivamente.

LS: ¿Qué efectos podría tener la cuarentena en la vida sexual de las parejas?

DM: Si la polarizamos, esta situación puede tener un impacto muy positivo, pues puede favorecer la proximidad, el acercamiento, la intimidad y la confianza, o puede suceder totalmente lo contrario. Dice el escritor argentino Daniel Molina que los seres humanos somos completos, complejos y contradictorios. Por ejemplo, hay parejas que no vivían juntas y decidieron encerrarse juntas. Hay parejas que están cada una en su casa y decidieron aislarse individualmente y comunicarse de manera virtual, incluyendo el sexteo. Desde luego, están las parejas que ya vivían juntas y reconocen que el hecho de experimentar menos sentimientos negativos tiene que ver con que se aislaron con su pareja.

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LS: ¿De qué manera podrían las parejas emplear esta situación a su favor?

DM: La comunicación es fundamental, por más trillado que pueda sonar. Esta es una muy buena oportunidad para la actualización en pareja. Esta actualización viene de la mano de tres preguntas que vale la pena que la pareja se conteste: ¿cómo me siento yo conmigo mismo en este momento?, ¿cómo me siento yo contigo? y ¿cómo siento a nuestra relación?

El aislamiento social nos ha obligado a comunicar y, al parecer, la comunicación es mucho más efectiva porque vemos más allá de nuestras necesidades. Estamos ante una gran oportunidad para mejorar la comunicación y convertirla en una herramienta más comprensiva, compasiva y honesta. A partir de ahí podría mejorar mucho nuestra vida sexual, pues el sexo es una vía de comunicación. En palabras de Elvira Sastre, una de mis poetas favoritas, “no he conseguido todavía algo que exprese mejor lo que es el amor que cuidar las cosas que nos decimos”.

El aislamiento social nos está obligando a comunicar y al parecer la comunicación está siendo mucho más efectiva porque estamos viendo más allá de nuestras propias necesidades.

LS: ¿Sería un buen momento para experimentar nuevas cosas en el terreno sexual?

DM: Si alguien se aisló con su pareja, no veo ninguna razón por la cual no tener sexo. No hay por qué limitarse. Esta situación también es una oportunidad para diversificar las prácticas sexuales.

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LS: ¿Cuál es la mejor manera de plantear a la pareja la experimentación de algo nuevo?

DM: Lo más honesto es sugerirlo de la manera más directa y respetuosa. Una herramienta comunicativa es partir desde el “Me gustaría…” porque se queda contigo. Es decir, es una manera menos impositiva de expresar un deseo que se pone sobre la mesa y que la otra persona puede o no tomarlo.

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La cuarentena podría ser un buen momento para experimentar cosas nuevas

LS: Para estar en casa durante la cuarentena se sugiere crear una rutina. ¿Funciona lo mismo para el sexo?

DM: En el terreno de lo sexual no existe una receta de cocina y la rutina puede ser una alternativa. A veces, las circunstancias –los hijos, los horarios, las presiones económicas, entre otras– no dejan mucho espacio para la espontaneidad. Es un hecho que hay momentos en la vida en que si no planeas tener sexo, sin duda tendrás muy poco o no tendrás nada. Depende de qué tan rígida sea la cuarentena, a algunas personas podría funcionarles hacer del sexo un hábito, pero no creo que sea algo que aplique para todos.

LS: ¿Qué les aconsejarías a quienes la idea de tener un encuentro sexual con su pareja les genera ansiedad debido a la posibilidad de contagiarse de Covid-19?

Una herramienta muy útil desde la salud sexual y reproductiva es la reducción de riesgos y daños. No podemos estar seguros de que no vamos a contagiarnos de cierta enfermedad, pero tomamos medidas para reducir los riesgos y daños. Estemos o no en cuarentena, el uso de condón en todas nuestras prácticas sexuales ayuda a reducir el riesgo y el daño, y hay otras medidas si decidimos no usarlo. Algunos consejos que se han difundido mucho es bañarse antes y después del sexo, evitar en la medida de lo posible los besos en la boca, lavarse las manos antes y después de tocar a alguien. Algo muy útil es estar alerta de las medidas que emitan las organizaciones que trabajan en temas de salud sexual y reproductiva para reducir riesgos.

Estemos o no en cuarentena, el uso de condón en todas nuestras prácticas sexuales ayuda a reducir el riesgo y el daño.

LS: Varias plataformas digitales han puesto sus recursos a disposición de la población como una manera de contribuir a su entretenimiento. Por ejemplo, Pornhub ha dado acceso gratuito a sus contenidos premium y algunas plataformas de citas permiten el uso de herramientas que normalmente se reservan sólo a usuarios que pagan una suscripción. ¿Qué opinas de esto?

DM: Es un esfuerzo para horizontalizar el acceso al placer. Muchas personas tienen que destinar sus recursos a cosas que son más necesarias que un juguete sexual o la suscripción a un canal de porno. Estas medidas globalizadas me parecen un acto de solidaridad hacia la gente que afronta esta situación en soledad.

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LS: ¿El uso de la tecnología en estos momentos puede afectar la manera en que las personas se relacionarán cara a cara al término de esta pandemia?

DM: Tengo la impresión de que la gente ha estado más pendiente de los procesos de comunicación en redes sociales. Pareciera que estas son, hoy en día, un salvavidas. Las redes sociales son nuestro diario personal en tiempo real. Veo cómo la gente comienza a expresar cambios en su manera de ver las cosas –“En cuanto pase esto, te voy a besar”, por ejemplo– y pareciera que su impacto también está permeando la comunicación sexual. Quizás mucha gente está esperando que pase esto para ir y tener sexo y que sea algo intempestivo y visceral por todo el deseo acumulado. Veo un potencial de mejora.

Uno de los aprendizajes es descubrir que necesitamos de nosotros mismos y de las otras personas: En el sexo aplica exactamente lo mismo.

LS: ¿Cuáles podrían ser los aprendizajes de esta situación?

DM: Este tiempo es una oportunidad para reconocer nuestras necesidades sexuales. El aislamiento puede hacernos mucho más conscientes de ellas. No es un proceso fácil reconocer lo que cada uno necesita en el sexo y mucho menos comunicarlo. Es probable que descubramos la necesidad del encuentro presencial con otra persona. Ninguna plataforma digital, hasta el momento, ha logrado sustituir el encuentro físico. Uno de los aprendizajes (de la cuarentena) es descubrir que necesitamos de nosotros mismos y de las otras personas; en el sexo aplica exactamente lo mismo.

LS: Por último, ¿qué le aconsejas a una persona si se da cuenta de que recurre al sexo de manera compulsiva como válvula de escape?

DM: Más allá de estigmatizar los atracones de sexo, las personas tendrían que reflexionar acerca de lo que están haciendo, en la medida de lo posible. Un atracón es la gestión inmediata de la emoción, es decir: me está sucediendo algo que me lleva a atracarme. Hay que tener claro cuáles son las emociones que están detrás de este comportamiento que, quizás, merezcan ser atendidas.

Si reconozco que estoy teniendo un atracón, algo que ayuda es comunicarlo. Enunciar cualquiera de estas cosas implica que ocurrieron una serie de procesos en mi interior a fin de elaborar esa realidad y comunicarla. Otra cosa importante es comunicarla en nuestros espacios seguros y protegidos, puede ser con un familiar, amigo, compañero de trabajo o cualquier persona con la que se tenga la confianza de hacerlo.

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