En una entrevista telefónica, la psicóloga Mariana Gutiérrez Lara, Coordinadora de Psicología Clínica y de la Salud de la Facultad de Psicología de la UNAM, nos explicó que los mexicanos somos una cultura muy afiliativa que basa sus relaciones en las muestras de afecto. “No manifestar el afecto nos cuesta mucho y ahora que nos dicen que no debemos darnos la mano, abrazarnos o besarnos es difícil para muchos de nosotros. Esto puede llevar a manifestaciones de ansiedad, depresión o conductas compulsivas o, incluso, dificultad de regresar a nuestra rutina habitual tras generar un hábito de aislamiento”.
Lo más importante en estos casos es prestar atención a los pensamientos que están generando determinadas reacciones. “Es importante tener una conducta reflexiva; si por algún motivo no la he desarrollado, este es un buen momento para hacerlo y no importa la edad que yo tenga”, asegura para luego añadir, “Las emociones surgen a partir de pensamientos; si comienzo a sentirme incómodo, infeliz o fuera de lugar es porque estoy teniendo pensamientos negativos respecto a cierta situación. Lo que pienso me lleva a sentir y ambas cosas, pensamiento y acción, me llevan a actuar”.
Lo importante es evitar desarrollar conductas que puedan resultar nocivas para mí mismo o para los demás.
La tristeza, la ansiedad, el pánico, la ira, la depresión o las conductas compulsivas son resultado de pensamientos negativos que se vuelven crónicos, y con situaciones como la que estamos viviendo, se intensifican. “En estos casos, lo importante es evitar desarrollar conductas que puedan resultar nocivas para mí mismo o para los demás”, comenta.
