Washington es mucho más que sólo política
Es imposible visitar Washington DC sin pensar que se trata del lugar donde se toman decisiones que pueden llegar a cambiar el curso del mundo. Todo el poder que derraman las calles en las series House of Cards, Scandal o West Wing se queda corto cuando caminas entre los cherry blossoms y, más aún, si vas rodando entre los monumentos en el tour de Bike and Roll, sin duda, la mejor forma de echarse un primer clavado en esta bellísima y ordenada ciudad.
Historias que hemos vivido más de una vez en el cine, se antojan vivas al estar frente a las esculturas imponentes que conforman los memoriales dedicados a Lincoln, a Washington, a los veteranos de la guerra de Vietnam, de Corea, de la Segunda Guerra Mundial; las 19 figuras de soldados que, desde cualquier punto, parecen mirar a los ojos o listas interminables de nombres como un recordatorio de los horrores de la guerra y de la fragilidad de la paz. Pero también de los ideales que puede alcanzar la humanidad.
En Washington DC se mezclan la política y el arte, y no pocas veces suceden al mismo tiempo. Entre el Monumento a Washington y el edificio del Capitolio se extiende el National Mall donde se ubican nueve de los 14 museos que forman parte del Instituto Smithsonian: arte moderno, historia natural, la galería nacional de arte y la de retratos, el museo del aire y el espacio; el conocimiento es atrapado a disposición del espectador. A sólo unas cuadras, se encuentra la Casa Blanca, un punto obligado para cualquier visitante que suspirará porque los Obama salgan a saludar, lo cual es bastante probable.
También dicen que no es remoto encontrarse al presidente de la nación más poderosa en el barrio de Georgetown, y es totalmente posible si estás en el Bourbon Steak, en el hotel Four Seasons, ubicado en la avenida Pennsylvania, la "calle principal de América" que conecta la Casa Blanca y el Capitolio, la misma avenida donde se hacen las caravanas de toma de posesión y marchas de protesta. Es en este hotel donde los congresistas se dan cita para cabildear las futuras leyes y también donde desayuna el Nobel peruano Mario Vargas Llosa, unas horas antes de ser reconocido por el Congreso de Estados Unidos como "Leyenda Viva", en la Biblioteca del Capitolio, por su contribución a la literatura.
En el tradicional barrio, tan cercano a la Universidad de Georgetown, la concurrencia cambia por las noches y es posible descubrir sofisticados bares como el Eno Wine Bar, donde la especialidad es la invitación a un vuelo irresistible entre tres distintas clases de vino que llevarán a un recorrido entre años y variedades de regiones: el "wine flight".
Tal parece que, en la capital de Estados Unidos, es usual que cualquier rincón transporte al visitante a otra época y a otro lugar del mundo.
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