Un recorrido por el Caribe donde el descanso y la aventura encuentran equilibrio
República Dominicana no es solo una postal del Caribe, es un destino que combina playas, ciudades con historia y hoteles que se ajustan a distintos tipos de viaje. Desde experiencias tranquilas hasta actividades para explorar, este país ofrece un equilibrio natural entre comodidad, sabor y descubrimiento.
Punta Cana es una de las entradas más conocidas al país y también una de las más versátiles. Sus amplias playas, el mar cálido y la oferta hotelera hacen que sea sencillo encontrar un punto de partida cómodo para cualquier viajero. Aquí puedes sumergirte en El Astrón, un barco ruso de más de 120 metros hundido en 1978, ideal para buzos experimentados. Si buscas algo más ligero, la zona cuenta con puntos perfectos para snorkel, nadar con delfines y tiburones o simplemente pasar la tarde con buena música y comida fresca.
Para un plan más familiar. La Hacienda Park mezcla tirolesas, recorridos por la selva y paseos a caballo, además de un safari que acerca a tradiciones locales antes de terminar en su buffet dominicano. Y si lo tuyo es una relajación total, varios resorts incluyen spas que te harán desconectar por unos minutos.
La Romana y Bayahibe ofrecen una experiencia más íntima. Altos de Chavón, un pequeño pueblo construido con inspiración mediterránea, es ideal para caminar entre galerías, miradores y calles empedradas. En Bayahibe, la costa es tranquila y desde ahí salen botes hacia Isla Saona, un clásico del país dentro del Parque Nacional Cotubanamá. Es una zona que mezcla lujo con playas pensadas para disfrutar sin prisa.
Más al norte, Las Terrenas muestra una versión distinta del Caribe: calles pequeñas, restaurantes frente al mar y playas que se sienten más reservadas. Playa Bonita, Cosón o Las Ballenas ofrecen espacios amplios para caminar, nadar o simplemente dejar que el día avance mientras disfrutas. Hay hoteles boutique rodeados de vegetación y actividades suaves como kayak o paseos a caballo que completan la experiencia.
La gastronomía acompaña cada región con ingredientes locales: pescados frescos, coco, frutas tropicales y platos tradicionales como el arroz con habichuelas. Es una cocina cálida que va bien con la manera en la que se vive el país: sencilla, honesta y cercana.
Cuando cae la tarde, el paisaje se tiñe de una luz cálida que vuelve cualquier rincón un buen lugar para cerrar el día. República Dominicana destaca por su facilidad de disfrutar viajes completos sin tener que complicarse, de combinar el descanso con la exploración y la manera en que los días se ajustan al ritmo de cada visitante. Por eso, muchos de quienes la visitan vuelven, siempre queda algo más por descubrir.