Que el sol y el calor pueden transformar por completo la vida diaria en una ciudad es incuestionable, pero cuando se trata de Copenhague, resulta evidente que sus habitantes no están dispuestos a dejar pasar la oportunidad de disfrutar cada haz de luz que los largos días estivales les ofrecen.
Los largos días de Dinamarca
En estas latitudes del norte de Europa, el solsticio de verano es todo un acontecimiento y en sus vísperas, el cielo se ilumina desde las cuatro de la mañana, dando paso a horas de paseos en bicicleta, caminatas a lo largo de los canales, encuentros con imponentes obras arquitectónicas y una inmersión total en la escena del diseño escandinavo. Incluso cuando cae la noche –a eso de las 11–, la vida sigue en los bares, restaurantes, plazas y parques. En pocas palabras, visitar la capital danesa entre junio y agosto es sentirla vibrar a su máxima frecuencia.
A pocos metros de Kongens Nytorv, la plaza más grande de la ciudad, se encuentra The Socialist, un hotel de 31 habitaciones que ocupa el espacio de una antigua planta de generación de electricidad. Tras una fachada industrial recubierta por paneles de bronce, están resguardados un restaurante y un bar dominados por el concreto y el metal, mismos que contrastan con los tonos claros y el mármol que recubre las habitaciones. Cada objeto colocado en estas últimas –camas, sillas, lámparas, libros, sábanas, espejos y cojines, entre otros– son un recordatorio de la maestría que han alcanzado los daneses para crear espacios acogedores según los principios del hygge.
Stroget es la calle a la que los amantes de las compras deben dirigir sus pasos y desde el hotel no se requiere más de un minuto para llegar allá. Marcas internacionales de lujo, como Chanel, Louis Vuitton y Gucci, conviven con concept stores dedicadas a exhibir lo mejor del diseño internacional, como Paustian. Nyhavn, el canal más famoso, flanqueado por sus edificios de colores en los que operan restaurantes y bares, también se encuentra a tiro de piedra y desde ahí se puede tomar el havnebussen o taxi acuático que, yendo en cualquier dirección, regala vistas espectaculares de edificios como la Ópera de Copenhague, la Biblioteca Real Danesa, el Centro de Diseño Danés y algunas obras de Bjarke Ingles, probablemente, el arquitecto danés más famoso de la actualidad, entre las que destacan Urban Rigger y Islands Brygge Harbour Bath.
Desde luego, no hay que olvidar la gastronomía, esa disciplina que ha puesto a Dinamarca en el mapa del mundo con restaurantes de fine dinning, como Noma, Geranium y Alchemist. Sin embargo, también hay opciones más relajadas, como el mercado al aire libre de Reffen –con decenas de opciones de propuestas provenientes de todo el mundo, desde comida francesa hasta india–, o los exponentes de la nueva cocina nórdica en formato casual dinning, como Væskt o Meyers. Y así, entre días largos, brisa marina y un ambiente festivo, las horas son una invitación para perderse por las calles de Copenhague y dejar que la intuición nos guíe en su descubrimiento.
Designmuseum
A poca distancia de la Iglesia de Mármol y de Amelienborg, residencia de verano de la reina, se encuentra este edificio de arquitectura rococó que reúne objetos que ofrecen una muestra de lo mejor del diseño danés: mobiliario, textiles, artes gráficas y moda, entre otros. También se pueden admirar creaciones de genios como Arne Jacobsen, Verner Panton y Hans Wegner.
Copenhagen Contemporary
Este centro de arte –instalado en una antigua planta de soldadura– exhibe obras creadas tanto por estrellas internacionales como por talentos emergentes. Instalaciones de gran formato, arte performativo y piezas monumentales de video tienen cabida en este espacio que invita a los asistentes a dejarse envolver por el arte.
Paustian
Desde los años 60, el apellido Paustian ha sido sinónimo de diseño en su máxima expresión. Esta concept store, con rincones y pequeños espacios ocultos utilizados de la forma más creativa para exhibir su selección de productos, reúne muebles, lámparas, libros, velas, productos de cuidado per- sonal y hasta un café donde los visitantes pueden dejarse absorber por la belleza del espacio y de su cuidada selección de piezas.