San José del Cabo es uno de los grandes paraísos mexicanos del turismo, con el Pacífico rugiendo en segundo plano y el sol templando los colores del desierto. Ahí en The Shoppes –localizado frente al One&Only Palmilla–, Clase Azul, una de las grandes firmas mexicanas de lujo, nos congregó para presentar su novedoso proyecto gastronómico, en el que la marca fusiona para sus clientes la alquimia de las alquitaras, el umami de los moluscos y crus- táceos del océano, y el imborrable paisaje de una de las regiones más especiales del país.
Con sangre azul
"Existimos para cautivar al mundo a través de la magia de la cultura mexicana, y nuestros destilados son solo el comienzo", declaraba Arturo Lomelí, ideólogo, propietario y fundador de Clase Azul, durante el fin de semana en el que la firma tequilera anunció los diferentes caminos que tomará a lo largo de 2023, siempre con la calidad, el servicio y la atención al detalle como principales reclamos.
En Clase Azul La Terraza, pudimos disfrutar de la diversidad de la cocina de Baja California, desde Tijuana a Los Cabos. Platillos imaginados por el chef Iván Arias en los que el producto ejerce como protagonista con su origen sostenible y de comercio justo como principal punto en común. Es el caso de las croquetas de atún, el ceviche de pulpo y callo de hacha con una deliciosa y delicada salsa macha, la ensalada con quelites y maíces fritos con mousse de aceituna, la torta ahogada de Jalisco inspirada en Baja o los camarones zarandeados con mole de plátano y salsa de cacahuate.
En El Bar, en cambio, los protagonistas fueron los espirituosos que han convertido Clase Azul en una de las marcas tequileras más respetadas al norte y al sur del río Bravo. Los mezcales y tequilas de la casa, ya sean reposados, añejos o blends, se elevan ante nuestros ojos gracias al saber hacer de Sheila Zenteno, autora de muchos de los combinados que se ofrecen en esta delicada barra. Además, también se incluyen los reconocidos vinos procedentes del valle de Guadalupe y algunas de las arriesgadas cervezas artesanales que se producen en la región desde hace ya algunas décadas. El paso perfecto para movernos al omakase, una barra de fusión en la que la gastronomía de Baja se mezcla con la sabiduría culinaria japonesa para ofrecer un menú de catorce tiempos que el chef preparará delante de nuestros ojos.
La joya de la corona, al menos en opinión del que esto escribe, la podemos encontrar en A Taste of Culture, una propuesta creada en el año 2021 en la que Clase Azul ofrece a sus clientes una experiencia absolutamente inmersiva e interactiva que combina gastronomía, paisaje y cinco de los principales iconos de Clase Azul, quizá la mejor manera de adentrarse en el uni- verso de una firma fundada en Guadalajara en el año 1997 y que, con el paso de los años y un enorme esfuerzo, se ha con- vertido en una de las favoritas de Hollywood.
Una idea que se relaciona directamente con las pretensiones de la firma, que desde el principio apostó no solo por la creación de un tequila que pudiera competir en características y espíritu con los alcoholes más reconocidos del planeta, sino que trata de encapsular los valores artísticos que han convertido a la marca en lo que hoy es. Así, cada una de las botellas que pueden encontrarse en la espectacular boutique, en la que el servicio, la atención al detalle y la iluminación nos transporta sin complejos al Saint Germain parisino o al Ma- yfair londinense, ha sido diseñada por un artesano mexicano de reconocido prestigio.
¿El último? Jesús Gerrero Santos, cuya obra en cerámica y metalistería, inspirada en la filigrana del barroco, lo ha convertido en un exponente fundamental de este tipo de arte en todo el país.