
Cómo llegar
El paso por Lima es obligatorio, pero es una excelente oportunidad para disfrutar de las delicias gastronómicas peruanas –ceviches, anticuchos y sánguches– entre otros y para explorar algunos de sus barrios más atractivos como Barranco y Miraflores. Desde ahí es necesario tomar un vuelo hacia Cusco y la mejor recomendación es llegar a esta ciudad un día antes de visitar la zona arqueológica, ya que dada a su altura sobre el nivel del mar –casi 3,400 metros– es necesario dar tiempo al cuerpo para acostumbrarse. Lo mejor es no hacer esfuerzos físicos durante las primeras horas y tomar té de hojas de coca. Algunas personas también recomiendan no consumir alcohol durante ese primer día. En cualquier caso, si las molestias fueran muy agudas –dolor de cabeza, mareos o dificultad para respirar–, los hoteles están preparados para asistir a los huéspedes.
Desde Cusco habrá que llegar a alguno de los puntos desde los cuales tomar el tren. El Vistadome es una excelente opción, pues tiene amplias ventanas que permiten disfrutar del paisaje durante el trayecto. A causa del Covid-19 no se permite comer ni beber a bordo de los vagones, pero hay momentos divertidos como la visita a un vagón en el que hay música en vivo y hasta un desfile de modas con prendas de alpaca. El viaje dura alrededor de dos horas desde la estación de Ollantaytambo.

Una vez en Aguascalientes –el poblado más cercano a la zona arqueológica– es necesario tomar un autobús para subir al parador turístico, un traslado que toma unos 20 minutos. Lo mejor es comprar los boletos con anticipación –de tren, autobús y de acceso a la zona arqueológica– para agilizar todos los tiempos.