¿Qué haces si los viajes forman parte de tu agenda semanal y tienes horas de sobra para matar en un aeropuerto? La respuesta podría ser: “una colección de whisky”. Al menos eso fue lo que sucedió con Víctor Patiño y Salvador Aguilar, quienes sin saberlo iniciaron una relación con este destilado entre los pasillos de las tiendas Duty Free de los aeropuertos, esos lugares libres de impuestos.
Whisky: apuntes de un coleccionista
Con Salvador, el flechazo de la curiosidad se produjo tras leer a detalle la etiqueta de una botella: “añejado en roble francés”, decía. Era, por cierto, una botella de Glenlivet French Oak Reserve, 15 años. “Me llamó la atención porque la botella especificaba el lugar de origen y el uso de roble francés, algo que yo desconocía. Para Víctor, en cambio, fue una edición de Chivas Regal Royal Salute la que cambió su percepción. Esta marca le traía recuerdos de su infancia en Veracruz, de una botella que su padre guardaba celosamente junto a otros objetos preciados y que, cuando la abría, disfrutaba poco a poco.
Coleccionar whisky no es muy diferente a coleccionar cualquier otra pieza, ya sean discos de vinilo, estampillas, vinos, habanos, figuras de Star Wars o NFT. Tampoco son muy distintas las motivaciones. Algunos lo toman como una inversión redituable, otros sienten orgullo porque implica adquirir cierto grado de “conocimiento” –es decir, ser ñoño y clavado–, y hay los que se encuentran con que las pasiones del coleccionista no se viven solas, que coleccionar algo y obsesionarse con ese algo es un pretexto adecuado para la camaradería y formar una comunidad.
Para Víctor y Salvador, que hoy tienen cerca de 500 y más de 900 botellas, respectivamente, sus colecciones responden a algunos de los puntos mencionados anteriormente, pero ambos coinciden en que coleccionar whisky es una cuestión muy personal. Para iniciarse en el camino basta con encontrar una motivación: nostalgia, negocios, inversiones a largo plazo, acaso una fijación.
También están de acuerdo en que la edad del whisky no lo es todo. Es un número importante que hay que tener en consideración, pero no es el único factor determinante para establecer el valor de una botella. Es importante la aclaración, ya que a lo largo de la historia, la edad del whisky siempre se ha tomado como referente –y casi sinónimo– de términos como clase o refinamiento. Así lo explicó Nicholas Morgan, historiador especializado en ese licor, a la revista Punch Drink: “Well aged significaba algo muy diferente en 1850 a lo que significaba en las décadas de los 60 y 70”.
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“Más años no necesariamente quiere decir mejor”, añade Salvador, especialmente cuando se tra- ta de whiskys escoceses. “Nunca me he encontrado con una botella por encima de los 30 años que me guste mucho, y mucho menos que valiera la pena lo que costó y lo que me entregó en el vaso. Según mi gusto, los escoceses alcanzan su mejor punto entre los 18 y 21 años”, explica.
Entonces, si no es la edad, ¿qué atrapa el ojo de estos coleccionistas? Hay mucha tela de donde cortar. El grano, el lugar (Escocia, Irlanda, Japón, Italia...) o qué tipo de madera se usó para su añejamiento. “A mí me gustan los whiskys añejados en barricas de jerez”, dice Víctor. En primer lugar, por el resultado y la complejidad que adquieren, y en segundo porque las barricas de jerez se han convertido en una rareza.
Hay algo intangible en estas colecciones: las historias engarzadas a una edición, ya procedan de las bodegas o sean personales, las serendipias y la emoción de la búsqueda, ya que en muchas ocasiones lo que más le apetece a un coleccionista es encontrarse con un reto en forma de botella escurridiza y difícil de adquirir o localizar, que puede ser el bien más gratificante. Así, Víctor recuerda que cuando compró el Royal Salute que lo convirtió en coleccionista, no solo adquirió el líquido, sino el acceso a un nuevo mundo: la llave de una puerta exclusiva, el pase para mirar detrás de la cortina, el meet and greet con el director.
Algunos highlights de la colección
Para Víctor:
Además de un Yamazaki japonés de 25 años añejado en barricas de jerez, Víctor resalta el Glenfiddich Snow Phoenix, porque ha multiplicado por 13 su valor durante los últimos diez años, pero también por su historia. “Hubo una nevada que tiró el techo de una bodega de Glenfiddich, un techo de un siglo de antigüedad. Obviamente, las barricas estuvieron expuestas a la nieve y había whiskys de 10, 20 y 30 años. Fue cuando dijeron: ¿por qué no creamos algo especial? Y de todas esas barricas nació este single malt, que resultó ser un gran whisky. Yo tengo dos, pero pagaría feliz por otra botella”.
Para Salvador:
“Hace poco probé en Guadalajara un whisky italiano que es sumamente complicado de conseguir. Es un whisky que se llama Puni, que se produce en los alpes italianos. Era, además, una botella descontinuada, lo que lo hacía aún más especial”.
Los primeros pasos
¿Quieres iniciarte en el coleccionismo de whisky? Aquí algunas recomendaciones para hacerlo con pasos firmes.
Elige un tema
Una recomendación del cofundador de Rare Whisky 101, Andy Simpson, para hacer más emocionante la búsqueda es iniciar una colección alrededor de un tema en específico. Whiskys del año en que naciste, todos los whiskys de tu marca favorita o whiskys de una región específica (como las Tierras Altas de Escocia) son algunos ejemplos.
Busca consistencia
Empieza por las marcas que han mostrado consistencia y que tienen buena reputación. Algunas de las marcas más apreciadas en listados de coleccionistas son Ardbeg, Lagavulin, Port Ellen, Macallan, Yamazaki o Mortlach.
Ojo con las fechas
El tiempo de añejamiento es, ya lo dijimos, importante pero no el factor determinante del valor de un whisky. También importa la fecha de embotellamiento. Un Laphroaig 10 años embotellado en los setenta es más valioso que un Laphroaig 10 años embotellado en años recientes.
Fíjate en la rareza
Ediciones especiales, vintages, whiskys raros y ediciones descontinuadas suelen ser buenas adquisiciones.
Consulta información especializada
Whisky Advocate, Malt, Punch Drink y Rare Whiskys 101 son algunos medios a tener en cuenta.
Únete a un club
Rastrear rarezas, alimentar tu curiosidad y catar whisky es más sencillo en clubes para aficionados. También considera eventos especializados como festivales o convertirte en un cliente regular de un bar especializado en whisky.
Invierte en cristalería
Tener los instrumentos correctos para catar supone toda la diferencia y te ayudarán a apreciar mejor las propiedades organolépticas del whisky (y cualquier bebida).
No dejes de lado otras bebidas
En lugar de ser monotemático, otros destilados, vinos y espirituosos te ayudarán a entrenar mejor tus sentidos y apreciar mejor el whisky.