Entre mi más reciente visita a Madrid y la anterior pasaron poco más de cuatro años. Es cierto que una pandemia se apoderó del mundo en ese período de tiempo, pero eso no significó un estancamiento para una de las ciudades más dinámicas y con más vida que conozco, al menos no en el terreno de su oferta hotelera y gastronómica. Recientemente, llegaron algunas de las cadenas hoteleras más respetadas del mundo a la capital española –Rosewood, Mandarin Oriental y Four Seasons, por mencionar algunas– y para los próximos años se ha anunciado la apertura de propiedades bajo el nombre de J.W. Marriott y Nobu.
El placer de comer de nuevo en Madrid
En lo que respecta a la propuesta culinaria, las opciones también se han diversificado. Muchos de estos nuevos hoteles han apostado por fichar a algunos de los chefs más respetados de España para crear restaurantes que atraen tanto a turistas como a locales. Y desde luego, están los espacios más pequeños e independientes que sirven como escaparate para la creatividad en la cocina, en la preparación de cocteles de autor y la selección de interesantes cartas de vino.
Si estás planeando una escapada a Madrid y buscas nuevos sitios para explorar, estas tres recomendaciones podrían ser
Dani Brasserie (Four Seasons Madrid)
Localizado a pocos metros de la Puerta del Sol, uno de los puntos neurálgicos de Madrid, este hotel abrió sus puertas hace poco más de un año, tras un ambicioso proyecto de remodelación. El proyecto implicó la unión de varios edificios históricos para dar vida a una propiedad de poco más de 200 habitaciones. En el séptimo piso se encuentra Dani, su restaurante de autor a cargo del chef Dani García. Luminoso y perfecto para dedicarle toda una galería de Instagram –con sus pisos de madera, unos tranquilizadores tonos verdes en las paredes y elegantes detalles en dorado– también tiene una terraza desde la cual se domina el centro de la ciudad con toda su majestuosidad. El menú hace un repaso de los platos más icónicos creados por este chef –como el gazpacho verde con tomate nitro, la hamburguesa Rossini o los raviolis de rabo de toro– a lo largo de su carrera, además de incluir deliciosas novedades. Aquí, los sabores y los ingredientes andaluces que distinguen a la cocina de García se mezclan con un ambiente sofisticado que bien muestra el pulso cosmopolita de Madrid. ¿Algunas sugerencias? Las ostras son tan buenas que apenas necesitan unas gotas de limón y un toque de pimienta para expresar toda su frescura; los platos preparados con atún de Barbate y los espectaculares ravioles de bogavante con salsa Thermidor son apuestas infalibles.
Bucólico Café
En el siempre dinámico barrio de Chueca, Bucólico Café (Calle de Barbieri, 4) abrió sus puertas hace apenas unos meses, inspirándose en la naturaleza y los espacios al aire libre. Vigas de madera, luces cálidas, mesas comunales y materiales desnudos en las paredes son los elementos necesarios para crear una atmósfera relajada en la cual disfrutar de un café, un jugo o un smoothie por la mañana, tomar un buen desayuno o, por la tarde, disfrutar de una buena copa de vino. Los dos socios han desarrollado este concepto con base en su forma de mirar el mundo y las relaciones personales y todos los involucrados son apasionados del servicio. Una mención especial merece el café que se sirve en este establecimiento y el menú –con acentos asiáticos– en el cual destacan los toasts –preparados con un pan de masa madre sin igual en Madrid– y los huevos benedictinos, el sándwich de bacon y los huevos revueltos estilo cantonés. Para quienes tienen debilidad por los sabores dulces, también cuentan con una selección de panes y galletas que no tienen desperdicio.
Palm Court (Mandarin Oriental Ritz Madrid)
Tras un proceso de restauración de más de tres años, este icónico hotel de Madrid –localizado a apenas unos metros del Museo del Prado– ha reabierto sus puertas con el sello de la cadena Mandarin Oriental. Como parte de esta renovación, el reconocido chef Quique Dacosta, ha diseñado y desarrollado la propuesta de los cinco restaurantes que se encuentran en la propiedad. Gracias al trabajo de Dacosta y de todo el equipo de servicio, Palm Court – que vendría a ser el lobby bar– ofrece una gran experiencia culinaria. Ambientando con música de piano, tiene varios detalles que recalcan su originalidad. Uno de ellos es una barra para seis cuantos comensales en la que se puede disfrutar de un menú tipo omakase –rindiendo un homenaje a los orígenes asiáticos de la cadena– maridado con distintas champañas. También se puede disfrutar de un menú a la carta en el que destacan grandes clásicos del hotel reimaginados por Dacosta. Las ostras Guggenheim, la ensalada de tomatitos con hierbas frescas del huerto, el éclaire con ensaladilla de cangrejo, los tartares y el solomillo Wellington son apenas unas cuantas muestras de la maestría de Dacosta para honrar los más de 111 años de historia de este hotel con una visión vanguardista. ¿Un postre imperdible? La pera, un clásico reinventado con una originalidad que desarma.
Para conocer mi paradero en tiempo real los invito a seguirme por Instagram ( @pmaguilarr ). Nos leemos en dos semanas.