Notre Dame sufrió un incendio que derrumbó toda la estructura del tejado el 15 de abril de 2019, y como parte de los trabajos de reconstrucción se tiene que instalar un enorme andamio de unos 100 metros de altura en ese cruce.
Ese andamio servirá para reinstalar la aguja del templo.
Fue para garantizar la solidez del suelo, unos 100 metros cuadrados, que se iniciaron las excavaciones.
Esas pesquisas han puesto al descubierto todo un entramado de calefacción subterránea, del siglo XIX. Entre esas canalizaciones, hechas de ladrillo, apareció el sarcófago antropoformo, cuyo plomo aparece deformado por el peso de la tierra y las piedras, constataron los periodistas.
A pocos metros, a los pies del coro de Notre-Dame, los arqueólogos trabajan intensamente para desenterrar otro hallazgo de gran valor: los restos de un antiguo jube o coro alto.

El jube era un coro de piedra, ornado de figuras esculpidas, que durante siglos separó el coro del resto de la nave. El de Notre Dame fue construido hacia 1230 y destruido a principios del siglo XVIII.
La Iglesia católica fue variando su liturgia a lo largo de los siglos, y ese jube, que separaba a los fieles del oficio, perdió su sentido, explicaron los expertos.
Como sucedía muy a menudo en la época, las piedras eran reutilizadas en la misma obra.
Este martes, a apenas unos centímetros de la superficie, un arqueólogo limpiaba con delicadeza unas manos talladas y extendidas, como implorando.
En unas cestas de plástico, ya retirados del suelo, sobresalían el busto de un hombre barbudo y vegetales esculpidos, con restos de la pintura con la que fueron creados.
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