En este salón, con 84 años de historia, bailaron el actor Mario Moreno "Cantinflas" y el pintor Diego Rivera, brindaron León Trotsky y grandes literatos, mientras la guerrilla zapatista estableció aquí la mesa de diálogo para su desarme en 1997.
"El confinamiento que nos tocó en esta pandemia fue muy difícil porque teníamos que estar aislados de todos", dijo a la AFP Miguel Ángel Cisneros, instructor de baile de 77 años.
El veterano bailarín cuenta que durante el encierro solía escuchar música y bailar solo, recordando las coreografías que ha ejecutado por años, ataviado al estilo pachuco en este espacio de abolengo.
El pachuco representa al mexicano que vivía en el sur de Estados Unidos en la década de 1930, y vestía con extravagancia en busca de reconocimiento social.
Ante la inminente bancarrota por el cierre, su dueño lanzó una campaña para captar donaciones que prometía compensar con diplomas, boletos y una placa conmemorativa.
"Vivimos a base de préstamos, con las pequeñas reservas que teníamos (...) y con algunos amigos que han sido sumamente amables para prestarnos a tasas bajas", cuenta Miguel Nieto, cuyo abuelo fundó el salón de baile.
El futuro sigue siendo complicado pues buena parte de sus clientes son adultos mayores como Cisneros -muy vulnerables al coronavirus- que suelen ir a bailar mambo, danzón y chachachá.
El salón Los Ángeles es una especie de dinosaurio en vías de extinción, pero se niega a extinguirse
De paredes color rojo y fucsia, este rincón bohemio guarda parte de la historia del país, al punto que su lema reza: "Quien no conoce el salón Los Ángeles, no conoce México".
Nieto recuerda también que en 1998 el escritor mexicano Carlos Fuentes celebró en el salón los 40 años de su novela "La región más transparente", junto a los premios Nóbel Gabriel García Márquez y José Saramago.
Diversos foros en Ciudad de México han reanudado actividades desde octubre pasado ante una fuerte disminución de las infecciones, según autoridades.