En 1993, Ferruccio Ferragamo, hijo del célebre diseñador de calzado Salvatore Ferragamo, adquirió Il Borro, un pequeño pueblo medieval abandonado localizado a 60 kilómetros de Florencia. La propiedad, de 1,100 acres de superficie, fue abandonada después de la Segunda Guerra Mundial y requirió un arduo trabajo de restauración y remodelación para ser convertida en un resort de primer nivel.
Il Borro, el proyecto hotelero de los herederos de Salvatore Ferragamo
Con este proyecto, el apellido Ferragamo comenzó a ser asociado también al mundo de la hospitalidad y Salvatore Ferragamo, hijo de Ferruccio y nieto de Salvatore, ha estado a cargo de trasladar los valores de una marca asociada al universo de la moda a nuevos terrenos. Además de operar como hotel, el proyecto también incluye la producción de vinos y de productos orgánicos que se emplean para alimentar a los huéspedes y en los proyectos gastronómicos desarrollados bajo este paraguas.
La sostenibilidad, el uso de energías limpias, la obtención de certificaciones orgánicas y la creación de experiencias únicas son algunos de los pilares sobre los cuales se ha construido la reputación de Il Borro. A la luz de la pandemia, todos ellos se han vuelto más relevantes para los viajeros que han tenido un despertar de conciencia. “La sostenibilidad se ha vuelto muy importante para todos y creo que su aplicación ha sido el principal efecto de la pandemia. Desde luego, también hay una sensación de distanciamiento. Los viajeros no quiere estar en sitios abarrotados de gente. Somos un hotel localizado en el campo con 1,100 acres de tierra. Es un pueblo medieval, así que uno sale de su cuarto y puede caminar por las calles empedradas del pueblo. Esa es una experiencia muy distinta a estar en una gran ciudad, alojado en un hotel enorme”, asegura Ferragamo desde Italia.
De igual manera, asegura que la percepción del lujo también se ha transformado. Más allá de la abundancia y el exceso, las nuevas experiencias apuntan hacia una manera más discreta de disfrutar los pequeños placeres de la vida. “El hecho de alojarse en una villa medieval de 1,000 años de antigüedad que ha sido perfectamente restaurada es una experiencia verdaderamente única. Al mismo tiempo, tenemos los productos que cultivamos aquí, a literalmente 100 metros del restaurante”, añade.
La idea detrás de esta transformación está fundamentada en una mayor conciencia y en el asumir nuestra responsabilidad para con las futuras generaciones. “El futuro de las marcas de lujo tiene que ver con que el mundo se ha hecho consciente de un concepto muy simple: este es el único planeta que tenemos. Cuidarlo es nuestra responsabilidad. Tendríamos que dejarlo en mejores condiciones de las que lo encontramos y creo que eso también se traduce al lujo”, explica Ferragamo.
Para Salvatore, los proyectos y los planes relacionados con Il Borro y con todo lo que se produce en la propiedad no se detienen. La restauración y remodelación de los edificios que se encuentran dentro de la propiedad sigue siendo una prioridad, así como el incremento en la producción de vino y aceite de oliva. También está la reciente apertura de Il Borro Tuscan Bistro en Londres, el segundo restaurante del grupo con el que buscan crear mayor conciencia respecto a este proyecto. “Es algo muy importante para nosotros y creo que nos colocará en el radar de la gente. Hemos estado trabajando dos años y medio en este proyecto; es el segundo restaurante que tenemos después del de Dubái. El concepto es farm to table, en la parte trasera del restaurante cultivamos buena parte de los ingredientes que utilizamos en el menú”, sostiene.