Para los residentes de la frontera la historia de un día puede ser el de ir y venir entre ambos países como una dinámica cotidiana. Despertar en Juárez, comer en El Paso, comprar en Nuevo México y regresar a dormir otra vez en suelo mexicano. Aunque hay quienes prefieren visitar ciudades como Miami, Houston, San Antonio o Los Ángeles para el shopping, resulta mucho más económico viajar a las fronteras mexicanas, hospedarse en pesos y de ahí trasladarse al otro lado a las compras.
Estas son algunas de las cosas pueden parecer raras para algunos, en esa región es de lo más común y con esta reapertura seguro veremos parte de estos escenarios que los paseantes de frontera ya extrañan.
¿Cuánto hay de línea para cruzar?
Los cruces fronterizos pueden ser una locura, hacer una larga fila para esperar cruzar la línea pueden ser la parte más desagradable de ir al shopping o de visita con la familia del otro lado. Este hábito está un poco oxidado entre los fronterizos, monitorear las estaciones de radio o páginas que te den un tiempo esperado para cruzar.
Así como en otras metropolis hay reportes viales, las fronteras se ocupan por saber que garita elegirás, es eso o no querrás pasar 2 horas y media en Otay esperando llegar a San Diego.
Prepare sus documentos
Al llegar con el agente de migración y el tener la visa al alcance para poder ingresar al vecino país. A más de un incauto le ha pasado que llegando al mostrador para presentar sus documentos y no lo traen, un episodio por lo menos avergonzante, aunque luego pueda parecer muy divertido.
La parada para las chácharas
Para muchos que cruzan en auto a Estados Unidos la parada en una gasolinera puede ser el parteaguas de un largo día. Además de parar a cargar gasolina, en la que muchos mexicanos creen ciegamente en su superioridad, en esa oportunidad muchos buscan algunas botanas que en México simplemente no existen y claro, sin los novedosos octagonos de salud. Chetos, Dr. Pepper, Lays y algún chocolate que se pegue en el camino a la caja.