“No vale la pena irse de este mundo sin haberle dado tantito gusto a la vida”, dice la voz de la narradora y su eco resuena en la mente de los espectadores. Frases como ésta, tomadas de cartas y diarios escritos por la misma Frida Kahlo, se tejen con las imágenes y la música para crear la experiencia inmersiva Frida, inspirada en la vida y obra de la pintora mexicana.
Una veintena de cuadros cobran vida y envuelven a los asistentes en esta muestra estrenada hace unas cuantas semanas en la planta baja del Frontón México. Algunas personas deciden sentarse en los sillones disponibles y —con bebida en mano— contemplar las proyecciones; otros van de un lado a otro de la sala tomando fotos y videos.
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A través de sus obras, la narración abarca momentos clave en la historia de Frida: su accidente a los 18 años en el tranvía donde viajaba, su matrimonio con el muralista Diego Rivera (su separación y segundo matrimonio con él), su temporada en Estados Unidos, sus múltiples operaciones, o la imposibilidad de ser madre. Pero a pesar de todo, nunca dejó de pintar, destaca la trama. “Creemos que Frida es un ejemplo de creatividad, resiliencia e inspiración para México y todo el mundo”, dicen los creadores en el sitio web oficial.
La instalación multimedia —producida por la mexicana Cocolab y Ocesa—, se complementa con dos espacios interactivos ubicados en los extremos del Núcleo, donde los visitantes juegan al trazo libre, a convertirse en animadas criaturas fantásticas y se toman fotos como si estuvieran dentro de un cuadro de Frida.
La experiencia dura unos 45 minutos y el recorrido es completamente libre, sin embargo, se recomienda descargar un app gratuita que muestra las pinturas que se están proyectando y brinda más contexto sobre cada una.
Estará disponible hasta diciembre de 2021, de martes a domingo. Los boletos se pueden adquirir en línea desde 280 pesos por persona.
Viva la vida… y la comida
Para maridar la experiencia de Frida, en el restaurante Zesta Punta –también ubicado dentro del Frontón México–, los chefs Guy Santoro y Donovan Correa han creado el menú especial “Viva la Vida”.
En cada plato destacan los ingredientes nacionales y las técnicas tradicionales de la gastronomía mexicana. La idea es que cada bocado nos haga sentir como en casa y es una carta de amor a México, las corrientes artísticas de los años 20 y 30, explica Fernanda Vasconcelos, representante de Zeste Punta.
Entre las creaciones están la lengua con puré de plátano macho y chilacayote, las croquetas de plátano macho rellenas de frijol con crema de rancho y queso cotija, el tamal relleno de tres quesos con chapulines y un toque de azafrán o el tiradito de atún con miltomate, rabanito y tomate verde.
Dos cocteles también fueron creados para la ocasión, nuestro favorito fue el “Colorín” con Don Julio 70, miel de agave, jugo de limón y tuna.