La artista plástica y audiovisual Claudia Fernández dio por casualidad con esta casa mientras buscaba una propiedad en la cual invertir en la capital yucateca. “Me gusta mucho Mérida, es una ciudad que tiene una paz especial. Yo tenía unos ahorros y pensé comprarme una casa pequeña, pero luego encontré esta casa y me pareció perfecta para un hotel”, relata.
La restauración y remodelación de los espacios estuvo a cargo de la propia Fernández, quien logró dar vida a espaciosas habitaciones en las que las entradas de luz natural hacen que despertar sea un verdadero gozo. Los baños, a diferencia de la mayoría de los que se encuentran en los hoteles de hoy, son extremadamente amplios e invitan a disfrutar de largas duchas que resultan un deleite indescriptible en el caluroso clima de Mérida.
