Las 5 mejores ciudades para comer papas atascadas
Las papas a la francesa son la mejor guarnición, tal vez es que son adictivas, o el sabor de la sal hace que muchos sean fanáticos. Lo verdaderamente cierto es que poco a poco se han ido convirtiendo en algo más que un acompañante de la carne o pollo. En muchos sitios ya son platillos que se comen individualmente.
Aquí las mejores ciudades para probarlas.
1. Brujas, Bélgica
En el centro de esta hermosa ciudad se localizan dos puestos muy famosos, se trata de dos locatarios en donde se preparan platos exquisitos de papas a la francesa. Además del sabor, lo que las caracteriza entre los visitantes y las personas regionales, son los diferentes aderezos disponibles, pues los hay desde simple mayonesa hasta unas vinagretas hechas en casa.
2. New York, USA
Tienes que conocer Balthazar, donde es posible deleitarse con una papas extraordinarias. Aquí van acompañadas de un filete, además de estar bañadas con una salsa cremosa. En Manhattan nadie quiere perdérselas y por eso se convirtieron en uno de los lugares más visitados. De acuerdo con las estadísticas del New York Times, este establecimiento hace 200 de estos platillos diariamente.
3. Bogotá, Colombia
Chip Flash es una marca icónica en la preparación de estas exquisitas papas. Se cree que la receta secreta proviene desde Ámsterdam; sin embargo, sus acompañamientos son extraordinarios, en principio porque es posible incluirles carne deshebrada y salchichas, lo que encanta a sus fans. Pídelas con extra queso.
4. Ciudad de México
Sliders se ha caracterizado últimamente por los aderezos para sus papas fritas. Sin duda son una parte exquisita de las hamburguesas, incluso puedes mezclarlas con las hechas a base de camote, mismas que son deliciosas y un poco más dulces. Prueba los diferentes siete tipos de aderezos para combinarlas.
5. París, Francia
De Clercq se ha convertido en uno de los lugares favoritos para todos los amantes de las papas fritas. Aquí, a pesar de no tener mucho lugar para sentarse, es la mejor opción para los visitantes del jardín de Luxemburgo, de hecho, se ha convertido en una tradición, tanto de los regionales como de los viajeros.