Sentado en la calle, un lugareño come una enorme vaso de helado de vainilla ayudado por una tarjeta de crédito, bocado a bocado. Un turista se acerca y le pregunta por qué come así. “¿Con una cuchara?”. “No, eso es una tarjeta de crédito”, replica el turista. “¿Para qué banco?”, le responde socarronamente el habanero. Touché. El extranjero huye confundido.
“El cubano solamente sabe cómo empezará el día, pero nunca cómo lo acabará”, nos explica Jorge, el guía del viaje, tras la escena. “Acá se vive al día”, remata. Y es cierto, allá donde uno vaya puede ver que a La Habana, como a toda bulliciosa ciudad latina, la hacen sus habitantes.
Quizás éste sea un principio, más que visible, audible, ya que la trova, el bolero, el son o la rumba conviven en cada esquina con hip hop. El máximo exponente de ello lo encontramos en
Pero la capital cubana es también un hervidero de artistas y diseñadores que, hasta hace poco, tenían escasos escaparates. “El arte contemporáneo cubano siempre ha existido, pero su boom ha sido en los últimos 10 años”, explica Adán Pérez Gorría, comisario de la galería Estudio Gorría, espacio que reformó en un barrio humilde de La Habana Vieja junto a su padre, el famoso actor protagonista de Fresa y chocolate (1993),
Arles del Río, Henry Eric Hernández y Esterio Segura Mora son algunos de los prodigios que Adán cita como básicos para entender el arte conceptual de la isla. Todos estos artistas, incluido el propio Adán con su banda
Y es que, así como la música y el arte son ingredientes básicos de la cultura habanera, también lo es el eterno destilado de caña de azúcar. Es por ello que
Asbel Morales, junto a otros siete maestros roneros, es el encargado de que cada uno de esos litros sea de una calidad indiscutible, desde que abandona la planta hasta que se sirve en la barra de un bar en cualquier rincón del mundo, incluyendo la ciudad que le da nombre. Únicamente ahí es donde el ron adquiere un sabor distinto y oleoso si es añejo, y fresco si es blanco.
Este último es perfecto para hacer cocteles, como bien sabe el mixólogo británico Andy Loudon, ganador del
2014, cuyas invenciones se pueden probar en el famosísimo restauranteSu creación victoriosa, La Piña de Plata, homenajea el primer nombre del
LA UNIÓN PERFECTA
La colaboración entre maestro ronero y sommelier de habanos da como resultado