Cena de autor: el salmón de Da Vinci
Seguramente habrás escuchado la expresión "hombre del Renacimiento" para referirse a algún individuo que sabe hacer de todo y bien. Pues bien, ésta (como no podía ser de otra forma) tiene su origen para definir al genio florentino Leonardo Da Vinci, el renacentista original. A él le debemos múltiples avances que consiguió hacer posibles en sus profundos trabajos como pintor, anatomista, botánico, poeta, filósofo, científico, urbanista, músico, escultor, ingeniero, inventor... entre otras disciplinas. Es por eso que no nos debe extrañar que su ingenio también entrara en la cocina.
Efectivamente, en su atribuido Códex Romanoff de 1490 dibujó inventos tan básicos hoy en día como los molinillos de especias, la máquina de fabricar pasta, el tenedor de tres puntas, el picador de ajos o incluso la batidora. Esto es debido a que, en su juventud, Da Vinci se encargó de la cocina de un restaurante llamado Los Tres Caracoles, al lado del Ponte Vecchio en Florencia. Quizás fuera entonces cuando despertó en él este gusto y curiosidad por la comida.
Además de invenciones revolucionarias, Da Vinci también se ocupó de asentar en este Códex un código estricto de modales en la mesa y ofrecer unas cuantas innovadoras recetas. Entre ellas encontramos la del pan con sorpresa (antecesor del bocadillo) que creó para su señor, Ludovico Sforza, o la que dicen que era una de sus favoritas: el salmón frito. Te dejamos esta última receta para que puedas preparar tu mismo esta delicatessen renacentista. ¡Buon Appetito!
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Ingredientes
500 g de salmón en rodajas
1 huevo
Pan rallado
Sal, pimienta y perejil
Aceite para freír
Preparación
Poner a hervir agua en una olla y cuando esta rompa introducir el salmón durante tres minutos exactos. Después, sacar el salmón, escurrirlo y dejarlo enfriar para poder sacarle la piel y las espinas. Desmenuzar toda la carne en un bol. Posteriormente, añadir un huevo batido, dos cucharadas de pan rallado y sazonar con pimienta y sal. Transformar la masa obtenida en bolas para rebozarla y freírla. Servir calientes en el plato y acompañarlas de palitos de nabo y cebolla hervida.
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