La historia de este impactante reloj de Rolex comenzó su aventura hace 10 años en la fosa de las Marianas, un sitio que los expertos en buceo reconocen como el área más profunda de los océanos, ya que, según algunos datos, tiene una profundidad de 10,908 metros.
Rolex, explorador de las profundidades
Ahí, la pieza experimental de 2012 se fijó al brazo articulado del sumergible que transportaba al director de cine y testimonial de la marca James Cameron, durante la inmersión que hizo a bordo del Deepsea Challenger.
Ahora, los coleccionistas y entusiastas de la firma pueden acceder finalmente a este reloj que viene en una caja con una dimensión muy generosa de 50 mm en un selecto material: titanio RLX, robusto y especialmente ligero que ayudó a reducir en un 30% el peso de la pieza con respecto a la primera.
Además, este reloj combina las principales innovaciones de la casa como, por ejemplo, el sistema Ringlock, es decir una caja patentada que permite soportar presiones extremas; la corona Triplock, con tres zonas de hermeticidad, así como la visualización Chromalight, un material luminiscente de larga duración que, sin duda, mejora la legibilidad.
Todas esta innovaciones llevan el sello de Rolex y permiten que el guardatiempos pueda ostentar en su carátula una leyenda muy poco común en la industria: resistencia al agua a 11 mil metros de profundidad.
En su interior se encuentra el calibre 3230, desarrollado en su totalidad por Rolex y que incorpora el escape Chronergy y la espiral Parachrom, insensibles a los campos magnéticos.
Ofrece, además, una reserva de marcha de aproximadamente 70 horas y posee la certificación de Cronógrafo Superlativo por su precisión de -2/+2 segundos al día.