Para Jaeger-LeCoultre, 1931 fue el año en el que comenzó uno de los capítulos más importantes de su historia, el del Reverso. Diseñado en pleno apogeo del Art Deco, este reloj –que en 2021 celebró su 90 aniversario– se convirtió en un emblema de la casa gracias a un lenguaje estético que irradiaba modernidad.
90 años del Reverso de Jaeger-LeCoultre
En aquel entonces, las esferas plateadas eran la norma y Jaeger-LeCoultre se atrevió a diseñar un modelo de esfera negra con índices a contraste. Debido a su excelente legibilidad, este reloj fue considerado como el modelo del futuro. Además, las proporciones de su caja rectangular –basadas en la proporción áurea– le brindaban una apariencia sumamente agradable a la vista.
Las tallas horizontales enfatizan la geometría rectilínea de la caja y el hecho de que esta encaje a la perfección en su base hace, por momentos, imperceptible el hecho de que esta pueda voltearse para revelar una asombrosa pieza de relojería. Con el paso del tiempo, esta creación se volvió un objeto del deseo del cual comenzaron a producirse variaciones estéticas con esferas de distintos colores –rojo, café, azul–, en distintos materiales y con distintos tamaños para ajustarse a las muñecas de hombres y mujeres. Incluso se crearon versiones que se podían llevar como pulseras o colgantes en bolsos de mano y sus reversos han sido utilizados como lienzos para recrear obras maestras de pintores universalmente admirados.
Si bien, a lo largo de sus nueve décadas de existencia el Reverso ha incorporada altas complicaciones relojeras, su éxito radica en el ingenio de su concepción y la perfección con que cada pieza es ejecutada –una síntesis impecable de función y forma que respondía tan adecuadamente a una necesidad específica que fue capaz de trascender a su propósito utilitario adquiriendo una vida propia.
Lo intrincado de su mecanismo y la ingenuidad de su ingeniería, que produce un placer táctil al deslizar la caja en su base y escuchar ese click que indica que ha encajado en su lugar, es una consecuencia de la intención con la que fue creado originalmente. En resumen, estamos ante una pieza de máxima elegancia, de vocación eterna y que abre el espectro a un sinfín de posibilidades creativas.