Por qué los mexicanos están abandonando a la iglesia católica
Los datos lo confirman: los mexicanos están apostando por la diversidad de creencias. En la última década uno de cada 10 mexicanos cambió de religión y es la católica la que presenta mayor deserción.
La última Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas en México del INEGI nos habla de un reacomodo en el campo religioso y si bien la mayoría se sigue identificando como católico, unos cuantos ya se están cambiando de barco.
Uno de los rasgos del cambio, se lee en el estudio, es que la moral católica está dejando de ser la moral social, aunque las huellas que ha dejado esta religión en la sociedad mexicana aún son evidentes: la mayoría no acepta el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y menos la adopción de niños por parejas homosexuales.
¿A dónde se están yendo esos desertores? ¿En qué creen los mexicanos hoy en día?
Casi todos los encuestados dijeron creer en un Dios o ser supremo (96%), en el poder del Espíritu Santo (86%), en la Virgen de Guadalupe (80%) y en la Biblia como fuente de verdad absoluta (77%), otros tantos –entre el 72% y el 53%– dijeron que creían en la vida eterna, en la reencarnación y en el diablo, pero unos cuantos más dijeron que en fantasmas, aparecidos y espíritus chocarreros (25%), así como en el contacto con extraterrestres (13%).
También están aquellos que no se identifican con ninguna religión y son quienes se ven a sí mismos como libre-pensadores, con creencias propias o quienes afirmaron que todas las religiones son falsas.
La encuesta revela también que muchos que cambiaron de religión, lo hicieron porque ya no les satisfacía y algunas de las razones fueron la falta de conocimiento de su religión y porque se decepcionaron de su iglesia o consideraron que les lavan el cerebro.
La religión también ha perdido fuerza en el sentido de que la mayoría de las personas cree que su éxito o fracaso es consecuencia de su esfuerzo personal (43%), aunque todavía muchos creen que se debe a la voluntad de Dios.
Así que aunque los datos nos hablen de un panorama más amplio en el que religiones ajenas a la católica se están fortaleciendo, el ADN del catolicismo sigue presente todavía y tardará varios años antes de debilitarse.
