¿Qué hay detrás de las misteriosas catacumbas de París?
¿París es la ciudad más romántica del mundo? Depende que zona visites porque no todo es color de rosa. Sus calles están tan llenas de arte y moda como de historias de guerra. En sus túneles, por otro lado, lo que se respira es muerte.
En la parte subterránea de la capital de Francia existen túneles de cerca de 300 kilómetros de extensión y una pequeña parte alberga el Museo de las Catacumbas. En su interior lo que encontrarás son cadáveres y tétricas historias.
Lo mejor, lo peor o lo más aterrador –dependiendo de cómo tengas el estómago– es que esta atracción turística estrenó un nuevo acceso el primero de abril según el medio francés Le Figaro.
Catacumbas, un sitio de terror desde el siglo XVIII
Para llegar al territorio parisino de los muertos se debe tomar una escalera de caracol de 130 peldaños, según el periodista español Álex Vicente en un artículo para El País. Las entrañas subterráneas de la ciudad albergan a un sinfín de muertos, pero la cantidad exacta se desconoce.
Según Sylvie Robin, conservadora de las catacumbas, hay cerca de dos millones de restos humanos. Por su parte, los periodistas Oswaldo Muñoz y Alex Vicente creen que la cifra es más alta, el primero estima seis millones y el segundo eleva el número a siete.
La cifra varía tanto porque el origen de las catacumbas se remonta a la época medieval en el siglo XVIII. La excavación de este lugar comenzó con el fin de extraer las piedras necesarias para edificar construcciones como Notre Dame y el Louvre, pero después se convirtió en un albergue de cadáveres.
“Durante el reinado de Luis XVI, ese vasto subterráneo de 250 kilómetros fue rellenado con cadáveres trasladados desde una treintena de cementerios parisinos por motivos de insalubridad (…) Hasta 1933, las autoridades siguieron exhumando restos mortales y depositándolos en este cementerio”, escribe Vicente en su artículo Túnel del terror en las entrañas de París.
En la actualidad, las catacumbas albergan pilas inmensas de restos humanos y a pesar de su vasta extensión, sólo una pequeña parte del mismo está abierta al público. La pregunta final es: ¿después de esta historia te atreves a ir a las profundidades de París o te quedas con las alturas románticas de la Torre Eiffel?
