Las verdaderas bellezas de Nueva York
Tras 20 años de vivir en la ciudad, Shirasuna aún sigue cautivado por los relatos de Paul Auster. Por los paisajes, tan bien anticipados por el ojo de Sergio Leone. Por el ritmo urbano (el sonido propio de la ciudad) que se renueva día a día. Pero el gran golpe es que sigue sorprendido porque cuando creía que ya lo había visto todo, se dio cuenta de que no había visto nada. “Recuerdo subir hace un par de años por primera vez a un techo en Nueva York, de manera consciente. Darme cuenta de la otra mirada que ofrecía la ciudad y ver que era inabarcable. Vi una ciudad esperando. Abriéndose. Cambiando...la gente acostumbra convivir en los techos de Nueva York y es tal la rutina, que se olvidan de lo que ven. Ahí entendí que tenía material para trabajar. Mi impresión fue: hay que recuperar esta mirada, la belleza es impactante”, comenta Mar, quien ha visto como circula su nombre en revistas y periódicos del mundo tras mostrar los resultados de su proyecto Beauty in New York, que fue construyendo por varios meses en los techos de la ciudad, mientras mostraba las imágenes preliminares en su cuenta de instagram: @mamudsny .
Así, desde el techo del edificio de su hogar, Mar Shirasuna nos presenta el proyecto con el que Nueva York tiene un nuevo punto de vista.
¿Qué aporta hoy Nueva York al concepto de belleza en el mundo?
Por más de 20 años he vivido en Nueva York, admirando los paisajes y la arquitectura que le dan identidad. Ha sido tal el impacto del día a día y de cada rincón que mi meta era tratar de capturar cada sorpresa y mostrarla al mundo. Lo peculiar de sus cielos. De sus parques. De cómo se mira desde abajo y cómo desde arriba. Algunos verán a la mujer. Otros, los atardeceres. Los demás, la arquitectura. Pero llegará el momento de ver el conjunto... ahí se entiende el universo visual excepcional de Nueva York. La energía de la ciudad la hace única y al final te captura, seas local o visitante.
¿Cómo inició el proyecto Beauty in New York?
Antes del proyecto estaba muy interesado en los techos de la ciudad. En capturar lo que pasaba desde ese ángulo. Varios amigos se mostraron interesados en acompañarme y empezaron con las selfies. Ahí pensé que eso mataba la belleza y no la resaltaba. Pensé que tenía que buscar el otro elemento en el conjunto, algo más provocador. Empecé así a incorporar la belleza de la mujer neoyorquina para tratar de cerrar el cuadro perfecto.
¿Cómo elegiste a las mujeres que te apoyaron?
Al principio pedí ayuda en Instagram a modelos de la ciudad. Cuando vieron los resultados, otras modelos comenzaron a buscarme para incluirlas en la sesión y así fue creciendo y tomando forma el proyecto. Me sorprendió el interés y cómo mirar Nueva York desde las alturas era un imán natural.
¿Fue el riesgo de la altura parte de la belleza?
Explorar lo urbano de una ciudad viva siempre conlleva un riesgo. Se ha convertido en una tendencia en los últimos años,en los que puedes ver gente escalando edificios, tomando selfies en grandes avenidas o en el filo de una ventana. Traté de ser muy cuidadoso porque la naturaleza de la foto exigía velocidad que, si no controlábamos significaba poner en una situación tensa a las modelos. Al final, esa tensión es parte de la belleza.
Háblame de la la mujer neoyorquina...
Hoy día podemos ver el abánico de toda la diversidad de mujeres neoyorquinas gracias a las redes sociales. A partir de ahí, si miras la mayoría de las fotos puedes entender que hay sofistificación, pero también calle. Que hay erotismo, pero se evita la vulgaridad. Este universo te permite, como fotógrafo, vivir en la diversidad y sacarle provecho. Cada una de estas modelos aportan a la apertura del concepto de belleza.
Este texto pertenece a la edición impresa de mayo de 2016 de Life and Style .
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