No te pierdas el festival Hermès A Puertas Abiertas
"No buscamos hacer una revolución, intentamos que cada colección sea una evolución. Hermès está hecho de sensibilidad y equilibrio", dice Christophe Goineau sobre la maison, que en 1987, con sólo 21 años, lo fichó como miembro del equipo de la división de seda masculina, donde hizo más que imaginar formas de trabajar con la seda y soñó con la vida que le podía dar al material cuando llegara a sus manos.
Para 2011, año en el que Hermès lo nombró director creativo, Goineau había sido el responsable de desarrollar la icónica colección de corbatas que hoy todos conocemos, así como de extender la seda a una amplia línea de accesorios. "Creemos que un detalle no es un detalle, simplemente tratamos de hacer cada pieza de la mejor forma posible", nos cuenta sobre el mantra detrás del desarrollo de las piezas, proceso que puede tomar hasta un año (del primer sketch al momento en el que llega a la tienda).
Cuando Christophe habla de una corbata Hermès, lo hace desde dos aspectos: lo que se ve y lo que es imperceptible. "En términos de calidad, revisamos cuidadosamente todas las etapas de producción. La sensación al tacto es muy específica, única; la corbata Hermès es ligera y fluida", y continúa sobre el arte de su creación: "Contamos con un amplio rango de diseños, desde los clásicos hasta los de fantasía, pero en cada uno encontrarás una complicidad con el color", advierte, entusiasmado.
Y es que el color parece ser una de sus obsesiones y un distintivo de la firma. "La utilización del color es cultural, sólo tenemos una colección para el mundo entero, pero presentamos cada modelo en una variedad tan grande que cada país puede elegir la que mejor le queda".
Después de 30 años en la firma, y con el Hermès A Puertas Abiertas a punto de arrancar (se trata de un festival que se llevará a cabo en la Ciudad de México del 3 al 12 de junio), Goineau recuerda lo que significa formar parte de Hermès: "Es un sentimiento de excelencia, sueños, belleza y productos excepcionales... Elegancia parisina", termina.
Una bufanda en seda y cashmere de 1.40 metros, que bautizaron como imprimeur fou, es uno de los grandes orgullos de Gaineau.
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