Así se fabrica un baúl Louis Vuitton

Hace unas semanas, Life and Style  visitó el taller Asnières, en París, sólo para comprobar lo que todos sabemos de oídas: el proceso de fabricación de los pedidos especiales de la marca es totalmente artesanal. Pero vayamos paso a paso, pues hay mucho que descubrir en este sitio histórico de la firma francesa. 

En la actualidad —y en homenaje, obvio—, la pequeña calle donde se encuentra este maravilloso lugar se llama Rue Louis Vuitton. Ahí, una discreta puerta verde —sin letreros que anuncien nada— deja asomar apenas las copas de frondosos árboles. En su interior, el terreno se divide en dos: enfrente está la casa original donde vivió la familia Vuitton hasta 1984 y, al fondo, se encuentran los talleres y un museo de viajes —abierto hoy en día al público— que reflejan la tradición y la innovación de la marca.

“Más que un lugar, Asnières es un símbolo, un verdadero enlace entre el pasado, el presente y el futuro... la suma de todas las cosas que engrandecen el savoir-faire y el espíritu de los viajes elegantes”, asegura Yves Carcelle, presidente y CEO de Louis Vuitton. Y tiene toda la razón: al entrar en la casa, se respira el buen gusto que ha permeado en la familia Vuitton. De hecho, la mayor parte de los muebles y la decoración se mantienen en su estado original, desde que Louis Vuitton se mudó aquí con su familia en 1859, cuatro años después de comenzar el negocio. 

 

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El edificio de los talleres no se queda atrás en espectacularidad: diseñado para gozar la luz natural, en 2005 tuvo una expansión de mil metros cuadrados para atender más pedidos, eso sí, sin modificar su fachada histórica. Al interior, trabaja el grupo más diestro de artesanos encargado de fabricar el equipaje de exterior rígido, las bolsas excepcionales y las solicitudes especiales. Aquí llegan los pedidos “por encargo”, es decir, los artículos de la colección regular interpretados en diversos colores, materiales, revestimientos y acabados; o bien, los “personalizados”, que son las creaciones únicas que satisfacen necesidades específicas, por ejemplo, el baúl de un rockstar para transportar su guitarra y otros valiosos objetos.

Estar en los pasillos de esta manufactura es un sueño, es entender por qué Louis Vuitton es una marca con tanto prestigio y deseada por los más exigentes viajeros del mundo, que esperan hasta seis meses para recibir su encargo especial. Eso sí, todos los baúles poseen un sello escondido en un lugar secreto del equipaje.

El arte de viajar

Más de 500 objetos se producen cada año en el taller Asnières, desde los baúles hechos según las exigencias del cliente hasta los bolsos con acabados particulares, siempre empleando las técnicas artesanales establecidas desde los orígenes de la firma, en la década de 1850. Este histórico lugar también es sede del museo de viajes de Louis Vuitton que, hasta hace unos años, era sólo para empleados y clientes especiales de la marca. Sin embargo, esto ha cambiado y ahora existe la posibilidad de realizar visitas programadas para los miles de entusiastas de la casa. Los visitantes pueden ver aquí algunas de las más importantes e icónicas creaciones de Louis Vuitton, especialmente las que se refieren al arte de viajar.

 

Caprichos

En Asnières se crean baúles al gusto del cliente, en un espacio contiguo a la casa donde vivió la familia Vuitton hasta 1984. La misión principal de los artesanos que elaboran las piezas es cumplir con los requisitos de transporte de la firma: una estructura de madera, revestimiento, absorción de impacto, puntos de cierre ajustados y aislamiento con baño de zinc.