Salir a trabajar todos los días, a sabiendas de la muy alta posibilidad de tener un accidente mortal durante el desarrollo natural de tu ocupación, solo puede estar fundamentado en la pasión desbordante que caracteriza a los pilotos de Fórmula 1. Estar al volante de un monoplaza profesional que alcanza hasta los 397 km/h ( récord de velocidad en una carrera ), supone un riesgo constante y, aunado a ello, las características y condiciones de ciertas pistas que conforman año con año el calendario de la máxima competencia automovilística, significan mayor peligro.
Las hay las que tienen curvas más pronunciadas que otras, o un número de vueltas muy alto, tienen rectas con desenlaces que no son los más adecuados, las condiciones que rodean al trazado suponen una mayor dificultad para su recorrido. Las tres pistas más peligrosas en la historia de la F1: todas comparten peligrosidad, comparten esa sensación de que, ante cualquier distracción, las consecuencias pueden ser ineludibles y, claro, también comparten una cuota mortal, una lista de pilotos que corrieron su última competencia sobre su asfalto.