10 errores que todos cometemos cuando nos gusta una mujer
Seducir es un trabajo de prueba y error. Algunos se refieren a ello como un "arte" y las estanterías de las librerías están llenas de manuales que dicen tener la solución definitiva para conquistar a una mujer. Como hombres, lo cierto es que jamás sabemos lo que funcionará para gustarle a esa belleza por la que nos sentimos atraídos. No obstante, hemos aprendido a base de golpes (al orgullo, esperemos que no físicos) aquello que nos aboca al más inmediato fracaso.
Por ese preciso motivo, listamos aquellas cosas que no funcionan o aquellos errores garrafales que nos descartarán automáticamente y que nos harán pasarlo mal. Aquí tienes los 10 más comunes:
1. No controlar los nervios
Procura no balbucear y pronunciar frases inconexas como un zombi delante de una chica que no conoces bien. La inseguridad no es atractiva y más si interfiere con los procesos comunicativos más básicos. Si te sientes inseguro opta por el silencio, casi siempre querer llenar el vacío es peor que esperar a tener algo realmente interesante o auténtico que decir.
2. Hablar demasiado de ti
Interesarse por la vida de otras personas denota que eres un ser humano con autocontrol y no un ególatra que desea internamente tener esculturas doradas de él en cada plaza de la ciudad.
3. Piropear en exceso
Los piropos cuando acabas de conocer a alguien son algo que deberías medir. Al fin y al cabo, esto es una conversación entre dos humanos iguales y elevarla a ella como "perfecta" es algo que o evitas, o dejas entrever de forma sutil, no avasallante. Piénsalo así, ni ella es una princesa medieval ni tú su humilde servidor. Balancear priopos y bromas críticas puede arrancar más risas e incluso generar una suave inseguridad en ella que te ayudará. No, no es la secundaria, pero sigue siendo mujer.
4. Ligar con clichés
"¿Qué hace una chica como tu en un lugar como este?", "¿Cómo tan guapa y sin novio?" o "¿Te dolió?... Cuando te caíste del cielo" son fórmulas que tal vez funcionaron al primero que las pronunció. Sin embargo, los millones de personajes sin personalidad que las repitieron hasta la saciedad han hecho que sean un perfecto repelente femenino derivado de la falta de imaginación.
5. Tratar de comprarla
No eres un jeque árabe que cuando hace que lluevan los billetes conquista a su amada. En el mundo moderno deberías complementar tu caballerosidad (entendida como cuenta bancaria) con algo más que ropa cara y ganas de invitarla a cada copa. De hecho, lo más probable es que si eso es todo lo que ofreces te usarán como cheque en blanco para salir gratis y luego se irán con el primero que les resulte más interesante que un símbolo de dólar.
Pagafantas (Borja Cobeaga, 2009)
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6. Ser demasiado bueno
Ser un "chico bueno" no ha ayudado nunca a nadie y suele convertirte en el blanco perfecto para que se aprovechen de ti. Cuidado, no hablamos de convertirte en un rudo motero misógino ni en un puberto insoportable, sino de tratarla casi igual que a sus amigas y, si puedes, de pronto con un leve desinterés. Ser buena persona no es lo mismo que ser demasiado bueno. No queremos entrar en la friendzone, ¿verdad?
7. Pedir permiso en lugar de perdón
La espontaneidad es algo muy valorado por el sexo femenino y anunciar cada uno de tus movimientos te convierte en un ser predecible y, sobre todo, extremadamente aburrido. Sí sientes algo, lánzate y recuerda que ciertas cosas, cuanto menos literales sean, mejor.
8. Hacer un "Ted Mosby"
Todos hemos visto ese primer episodio de How I Met Your Mother en el que el protagonista le dice a Robin que la ama en la primera cita. Resumen: menos intensidad, por favor.
9. Ser un celoso prematuro
Preguntar de más o hacer panchos internos (casi imperceptibles pero reales) antes de tiempo sólo te llevará a no estar relajado, que al final es lo más importante. Sabemos que cuesta, pero si no fluye siendo tú mismo, es que no va a funcionar.
10. Intentar convencerla
No hay nada mejor para lograr que alguien quiera todo lo contrario a lo que le pides que intentar convencerle sobre qué debería hacer. Llámalo psicología inversa, pero si consideras que eres el mejor partido para ella no hace falta que se lo digas para que se dé cuenta.
Blue Valentine (Derek Cianfrance, 2010)
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